Aunque la relación con el Perú es incierta, de altos y bajos (más bajos que nada) Chile y su inexperta y candida cancillería alojada en Edificio Carrera no le llega ni a los talones a Torre Tagle, la poderosa cancillería peruana que se ha dado maña para siempre lograr sus objetivos diplomático-comunicacionales con chile, y a pesar de que aún no implementa el Fallo de La Haya por el Límite Marítimo, Chile llevó adelante la seta reunión del Comité Permanente de Consulta y Coordinación Política entre hile y Perú, conocido como 2+2 y que reúne los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de ambos países.
En la cita, en que se vio feliz al canciller Ampuero, participó el ministro de Defensa Alberto Espina,y por el Perú el canciller Néstor Popolizio y el Ministro de Defensa José Huerta.
Al término de la reunión, que se realizó en el Hotel Sheraton, el Canciller destacó que con el Ministro Néstor Popolizio: «Hemos dado un vistazo coincidente a los principales temas de la realidad latinoamericana, de nuestras relaciones en términos bilaterales, del panorama regional y de la política internacional».
En esa línea, destacó que la realización de un encuentro de estas características «es un símbolo del buen momento que atraviesan ambos países». Junto a esto, el ministro resaltó el alto nivel que han alcanzado las relaciones bilaterales: «quiero resaltar la atmósfera que ha reinado acá, quiero subrayar que la reunión ha fluido de forma muy positiva, muy rápida, constatando las coincidencias tremendas que existen entre los dos países».
Al cierre del encuentro, el Canciller planteó que «estamos plenamente conscientes que vamos a continuar con este diálogo de consultas mutuas. También algo importante: estamos plenamente conscientes de que estamos apuntando a lo que es central, una relación de dos países con una visión de futuro».
Cabe recordar que a pesar de la dura demanda peruana que obligó a Chile a ceder una importante porción de mar -se perdieron 50 mil kilómetros cuadrados de mar chileno-, el gobierno de ese entonces -igual que el de hoy- liderado por Sebastián Piñera, opto por la llamada estrategia de las «cuerdas separadas» para mantener los negocios fuera del conflicto limítrofe que armó Perú, como si todo se tratara solo de negocios y empresas que relegan a un segundo y tercer plano lo más importante para un país como es su integridad territorial y soberanía que claramente se vio afectada por el fallo de la CIJ en favor del Perú.