Desde el miércoles (3 octubre, la escultura “La Patata” (que más bien parece una alegoría a un rinoceronte) del premio nacional de Artes 2009, Federico Assler, apareció rayada con letras amarillas: En un costado se puede leer “B A C A N”, la escultura está ubicada en la explanada de acceso principal al Museo Nacional de Bellas Artes y a un costado de la también dañada escultura de Rebeca Matte que está en proceso de restauración.

Este espacio público del Santiago Patrimonial, en el Parque Forestal, sin duda uno de los más esplendoroso de la capital- es blanco permanente de rayados e “incivilidades” como le gusta decir ahora, pero lamentablemente, durante la noche, poca y nada seguridad comunal y menos policial.

Lo cierto es que pareciera que no preocupa resguardar el entorno de esta zona de Santiago. Más aún, a unos pocos metros del Museo, verdadera pandillas viven agazapadas debajo de los puentes y protagonizan diariamente riñas y problemas a los vecinos del sector sin que el municipio de Santiago y de Recoleta hagan algo.

De hecho ha habido varios casos de asalto a dueños de mascotas pequeñas que sacan a pasear a sus perros al descuidado parque, por lo tanto que rayen y maltraten el entorno de Bellas Artes, no es novedad dado que está en abierto abandono de parte de la resguardo municipal y policial, que sólo aparece los fines de semana y hacen rondas con policía montada, pero en la semana simplemente no hay y la municipal sólo se preocupa del decomiso y control de vendedores de comida en las calles aledañas.

Se suma a este deterioro del entorno del Parque Forestal-Bellas Artes, un terminal de buses del Transantiago (buses azules) que tienen una parada con garita desmontable en la vereda norte de Cardenal Caro entre los puentes Recoleta y Purísima, con los consiguientes problemas que ello significa, pero nadie controla y nadie fiscaliza.