El superior general de los Padres de Schoenstatt, Juan Pablo Catoggio, salió a pedir (tardío) perdón por los abusos sexuales cometidos por el arzobispo emérito de La Serena, Francisco José Cox, mencionando que en ese momento “no respondimos como la situación lo requería”.
A través de un comunicado de prensa, el religioso señala que “desde su período en la Serena, conocimos diferentes testimonios también por medios de prensa y a través de conversaciones y encuentros- que hacían referencia a situaciones abusivas cometidas por parte de Francisco José Cox. Gracias a la formación recibida posteriormente en prevención de abusos y acompañamiento de víctimas, constatamos que en ese momento no respondimos como la situación lo requería. La Congregación para los obispos, de la cual él dependía por su función episcopal, podrá evaluar hoy también su modo de proceder en ese momento”.
Además, explica que Cox renunció a la diócesis de La Serena en 1997, ejerció varias tareas de carácter administrativo encargadas por el Vaticano posteriormente en Roma y en el CELAM, Colombia, y desde 2002 se retiró de toda actividad pública y salió de Chile.
Menciona que en “en 2002, la Congregación para los Obispos de Roma le pide al Instituto de los Padres de Schoenstatt recibirlo en una de sus casas. Por esta razón, desde hace muchos años, reside en la casa central de nuestra Comunidad, en Alemania”.
“Las fotografías que se han conocido los últimos días fueron obtenidas hace alrededor de cinco años atrás en Alemania. Actualmente tiene 85 años, su estado de salud es más precario de lo que se aprecia en ellas, con signos de demencia senil, no es autovalente y depende de cuidado de enfermería”, señala el superior general de los Padres de Schoenstatt.
En cuanto a la denuncia hecha en 2017 en Alemania por una situación ocurrida en 2004, el religiosos precisa que “acogimos al denunciante y realizamos la debida investigación según la normativa de la Conferencia Episcopal Alemana y la Conferencia de las Órdenes religiosas. Toda la información fue enviada a la Fiscalía federal, según contempla el procedimiento formal en Alemania. Igualmente, enviamos toda esa información a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma, que todavía analiza esta información”.
“Deploramos todo acto de abuso, lamentamos el sufrimiento de las víctimas y apoyamos plenamente que la justicia civil y los tribunales eclesiásticos aclaren los hechos, para que se conozca la verdad y se haga justicia. Tenemos la disposición de colaborar en lo que sea necesario, en las instancias civiles y eclesiales”, añade el comunicado.
Asimismo, sostiene “que el camino de conversión que el Papa Francisco nos invita a acompañar a través de gestos, acciones concretas y transparencia es la única manera de reparar el daño ocasionado y de acercarnos a los que han sufrido fuertemente. Pedimos perdón de manera sincera a las víctimas y a todo aquél a quien hayamos decepcionado a través de nuestro proceder. Reafirmamos nuestro compromiso de acompañar a aquellos que han sufrido y de esclarecer todos los hechos ocurridos”.
Además, afirma que a partir de este año se estableció una comisión de prevención de abusos externa en Chile, la cuenta con la participación de “laicos competentes, que apoya la instalación de una cultura de ambientes sanos y seguros e investigación y conocimiento de denuncias. Esta iniciativa quiere ser expresión de una visión global y colaborativa, para poder prevenir situaciones tan dolorosas como las antes mencionadas”.
A su vez el superior provincial de los Padres de Schoenstatt, Fernando Baeza, indicó que recibida la información que implica a Cox, se ha abierto un “proceso canónico en Alemania y que fue remitido directamente a la Congregación para la Doctrina de la Fe; congregación que es la responsable de acoger y resolver las denuncias hechas sobre los eclesiásticos, y quien deberá, finalmente, resolver las consecuencias canónicas de esta denuncia”.
“Monseñor Cox pertenece a la Comunidad de los Padres de Schoenstatt desde su fundación en 1965 hasta la fecha; sin embargo, desde su nombramiento como Obispo de Chillán en 1975 depende jurídicamente de la Congregación para los Obispos, que es quien tiene la tuición sobre ellos. En el año 2002, por sugerencia nuestra y con la aprobación formal de la Congregación para los Obispos, ante comentarios de diversa índole sobre el comportamiento inadecuado con jóvenes, se le hace ver al Obispo Cox que lo mejor es que deje su trabajo en la diócesis de La Serena. Se le pide que vaya a vivir a la casa general de los Padres de Schoenstatt en Vallendar, Alemania, donde reside hasta hoy. Desde esa fecha él no tuvo ningún encargo pastoral”.
Sobre el tema, Baeza señala que como comunidad “nos unimos al profundo dolor de las víctimas y a la reciente exhortación del Papa en su última carta al Pueblo de Dios. El Santo Padre habla de heridas que «nunca prescriben» y se refiere al dolor de las víctimas como «un gemido que clama al cielo». Es un llamado a una revisión de toda la Iglesia, incluida nuestra Comunidad, para enfrentar el futuro con cambios profundos que permitan poner siempre al centro a Cristo, establecer nuevos criterios de discernimiento frente a esta dolorosa realidad y nunca abandonar a las víctimas, así como prevenir y evitar que situaciones de esta naturaleza vuelvan a repetirse”.