“Piñera Traidor” era uno de los primeros carteles que observó el Presidente, Sebastián Piñera, una vez llegaba a la Catedral Evangélica a participar en la ceremonia de agradecimiento de la comunidad evangélica en el país.
Una festividad religiosa incómoda para el Mandatario pero que a diferencia de lo ocurrido con la ex Presidenta, Michelle Bachelet, no sería televisada (cosa que no sucedía desde 1993). En el ambiente se respiraba la Ley de Igualdad de Género, motivo por el que el hijo del Obispo, el diputado RN Eduardo Durán, llamó a rebelarse en el Te Deum que preside su padre en contra del Gobierno y demostrar el descontento.
Aunque el obispo omitió el tema en la homilía, el Presidente Piñera dijo una vez finalizada la ceremonia que “Todos nacemos iguales en dignidades y derechos, y el proyecto de ley que aprobó el Congreso busca precisamente eso, que todos los chilenos tengamos la misma dignidad y por eso lo hicimos con mucha prudencia y mucha sensibilidad”, en torno a la iniciativa que le generó críticas a las afueras del templo.
A esto sumó que “Los mayores de edad podrán tomar sus propias decisiones, es una ley que apunta a fortalecer la dignidad y los derechos de todos y todas los habitantes del país”.
La ceremonia que no fue televisada estuvo caracterizada por un mensaje en torno a la economía y a los derechos de los inmigrantes, donde el obispo Durán (que está siendo investigado por fraude en la justicia) obvió tomar la agenda valórica y perder la intrínseca alianza que tienen con el Ejecutivo que, incluso recordemos, conllevó a quitar al también obispo Emiliano Soto por “sesgado” de la actividad.
Sobre las manifestaciones también la ministra secretaria General de Gobierno, Cecilia Pérez, argumentó que las diferencias se deben abordar siempre desde el respeto, porque así gana el país y los chilenos. “Nosotros creemos que esas personas, teniendo el legítimo derecho a manifestarse, no pueden faltarle el respecto de todos los chilenos”, argumentó.