En mayo pasado se conoció la estremecedora denuncia de un grupo de mujeres que fueron monjas: Consuelo Gómez, Yolanda Tondreaux, además del crudo testimonio de las hermanas Eliana Macías y Celia Saldivia, revelaron cómo curas y monjas abusan de ellas, pero al parecer el “alto mando” de las monjas sigue incrédula a estas denuncias y con una frialdad tempanística emitieron una carta en la que ponen en duda las denuncias que estas mujeres realizaron en un programa de investigación periodística.
La carta pública de las Hermanas del Buen Samaritano, dice:
«Estos últimos días hemos tenido momentos de mucho sufrimiento como Congregación de las Hermanas del Buen Samaritano. Hermanas que pertenecieron a nuestra Congregación han hecho acusaciones en medios de comunicación social, algunas de ellas muy graves. El sufrimiento de ellas nos duele y nos lleva a tomar medidas para evitar que situaciones como esas se vuelvan a repetir.
Estas acusaciones deben ser investigadas y estudiadas, para que aquellas prácticas que son verídicas sean sancionadas debidamente, y para descartar aquellas denuncias que se alejan de la verdad. Esperamos tener la oportunidad de aclarar el contenido de esas acusaciones, las cuales aún no han sido verificadas por dictamen alguno.
Queremos decirles a todos ustedes, nuestra comunidad, que cuenten con nuestro compromiso y diligencia en esta tarea. Y pedimos también que se unan a nosotros en la oración por aquellas personas que sufren como víctimas, como también por aquellas contra quiénes se hayan levantado testimonios que no resulten verdaderos.
Desde hace 40 años, con la ayuda de Dios, las Hermanas del Buen Samaritano hemos tenido una sola gran misión: consolar y curar los dolores de Cristo en los más pobres solos y abandonados. Miles de hombres y mujeres, muchos de ellos olvidados y moribundos encontraron en nuestra casa, en su personal y en nosotras la ternura y el cuidado digno que les había sido esquivo. Pudimos recogerlos y darles la atención material y espiritual que han necesitado. En la actualidad más de 300 enfermos, la mayor parte de ellos terminales y de escasos recursos, son cuidados por nuestra Congregación.
Son ellos el centro de nuestra misión. Y si en esta tarea nos hemos equivocado, debemos corregir nuestros errores. Es por eso por lo que junto a la investigación canónica que se está realizado vamos a iniciar un estudio del clima organizacional. También hemos revisado nuestras cuentas y no hemos encontrado un uso irregular de fondos económicos, que era una de las acusaciones que pesaba sobre nosotras.
Pedimos al Señor que nos regale su gracia y sabiduría para que la verdad sea conocida y nuestros enfermos más pobres sigan contando con este Hogar en el que son objeto de la ternura del Cristo Samaritano», remata la nota.