Según un estudio desarrollado por Charles Schwab, el 53% gasta en taxis y Ubers, el 60% en cafés que cuestan más de 4 dólares, el 76% en gadgets, el 69% en prendas que no necesita, el 79% en comer en los restaurantes de moda y el 73% en ir a un concierto u otro evento de entretenimiento. Estas cifras muestran que la mayor parte de los gastos de un millennial se van a comodidades y conveniencias. Es decir, preferimos disfrutar de nuestros ingresos, más allá de invertirlos. Queremos vivir una buena vida, y para ello es más fácil pensar en el presente que en el futuro.
Este mismo estudio reveló que la gran mayoría de los jóvenes pertenecientes a esta generación tienen menos de mil dólares en sus cuentas de ahorros, mientras que una significante cantidad ni siquiera tiene una. Lo que se resume a que los hábitos de gasto explican la falta de ahorros.
Otro estudio realizado por MyProtein UK, reveló que, al menos en el Reino Unido, los millennials gastan cerca de 200 dólares mensuales en salud y fitness y a eso súmale los açaí bowls del desayuno, smoothies, proteínas, superfoods, consultas con tu nutriologo, monitores de actividad, etc. Agregar también todo aquello relacionado a bienestar y belleza, así que comienza a sumar lo que gastas en cremas, limpiadores, champús, sueros, tónicos, maquillaje, etc. Podemos apostarte que, si no superaste la cifra de 200 dólares, al menos la igualaste.
Esto quiere decir que un millennial prefiere invertir en su salud y estilo de vida, antes que comprar un coche o una casa. Y aquí está la otra gran diferencia: prefieren gastar por servicios de fitness on demand, que en una membresía anual de una gimnasio con contrato incluido. De ahí el éxito del actual formato de los estudios fitness.
El siguiente gran gasto de los millennials es en comida. Ya sea en despensa, o en restaurantes. Al parecer llevar un estilo de vida “heatlhy” es más caro de lo que parece. De igual forma, cuando sale a comer, busca la misma clase de oferta. Y adicionalmente a un menú de calidad, también quiere vivir una experiencia nueva; así que busca lugares con una ambientación distinta, música en vivo o ubicaciones inesperadas. Lo que nuevamente se traduce a un costo más elevado.
Lo mismo sucede con el resto de los gastos. Conciertos, eventos, viajes, viajes y más viajes. Con sueldos cada vez menos competitivos, el millennial responde a una generación que se ha dado cuenta que comprar una casa es cada vez más difícil, pero viajar cada vez es más fácil. Que gracias a servicios como Uber y Airbnb ha descubierto que las redes sociales y los smartphones son una herramienta para una vida más cómoda y quieren formar parte de ella.
En conclusión, es la generación sabe todo sobre gastos, pero nada sobre planeación a largo plazo.
Fuente: Vogue