La salida del ahora ex titular del Ministerio de Educación, Edgardo Varela, del gabinete del Presidente Sebastián Piñera era un secreto a voces, ya que todo hacía presagiar el final que tendría luego de sus polémicos e incendiados comentarios, siendo el más recordado y que lo lanzó al estrellato, los bingos para solucionar problemas en la infraestructura de colegios.

Pero cómo comenzaron las “Varelicosas” que caracterizaron a este ministro que duró 152 días a cargo de una de las carteras más conflictivas que tiene el Estado y que llevaron al mandatario a pedirle la renuncia.

El pasado 17 de abril fue el inició del constante cuestionamiento de Varela, ya que en una entrevista con radio Universo el secretario lanzó dos frases que generaron polémica, siendo la primera una referencia sobre el lucro al sostener que “si yo legislara no pondría penas de cárcel para la gente que gana plata”.

Sin embargo, fue la segunda la que sacó más roncha entre la gente, en especial al movimiento estudiantil, cuando comentó respecto a la educación sexual y en especial de cómo se la imparte a sus hijos.

En la ocasión, señaló que “les he ido a comprar condones porque no se atreven cuando chico a comprarlos a la farmacia. Mis hijos con unos campeones, porque necesitan más de tres parece”.

Luego, el 16 de mayo concurrió a la comisión de Educación del Senado donde se refirió, en medio del avance del movimiento feminista, a “pequeñas humillaciones” que tenían que atravesar las mujeres en algunas ocasiones, lo cual fue refrendado por la doctora e integrante de la Red de Investigadoras, Mónica Vargas, quien le espetó que “las humillaciones no son pequeñas, yo no puedo dejar pasar las palabras del ministro de Educación”.

Luego, en un punto de prensa trató de explicar lo inexplicable indicando que “lo que dije es que las grandes humillaciones a las mujeres siempre las ha recogido el derecho: las violaciones, el abuso sexual, está recogido por el derecho penal hace mucho tiempo. De lo que estamos hablando aquí es sobre esas pequeñas humillaciones que ocurren cotidianamente, esas son las que el derecho debe hacerse cargo, las normas de convivencia deben hacerse cargo, de manera que haya tolerancia cero hacia la discriminación de género”.

De mayo pasamos al 21 de julio, cuando Varela sacó el tema que más problemas y dolor de cabeza causó al gobierno: los bingos.

En el aniversario de la fundación Enseña Chile, Varela leyó su discurso y en una parte señaló que “todos los días recibo reclamos de la gente que quiere que el ministerio arregle el techo de un colegio que tiene goteras o una sala de clases que tiene el piso malo y yo me pregunto: ¿Por qué no hacen un bingo?”, haciendo referencia a los problemas de infraestructuras que presentan los establecimientos educacionales del país.

Esta frase provocó la molestia en La Moneda y a pesar que el Presidente, que se encontraba en México en el marco de la Alianza Pacífico, lo respaldó su suerte comenzaba a estar echada.

Sin embargo, lo que terminó de llenar el cartón fue nuevamente la referencia que hizo al bingo, luego que respondiera a las críticas de la ex Presidenta Michelle Bachelet, quien dijo en una entrevista a The Clinic que ella creía en los aportes que hace el Estado en lugar de las loterías.

“Creo que en el mejoramiento de la calidad la verdad es que no sobra nada y ojalá tengamos más Estados y más bingos, tenemos que tener más actividad de las comunidades a favor de sus proyectos escolares y por supuesto el Estado tiene un rol insustituible que lo estamos llevando adelante”, precisó Varela horas antes de su salida de la cartera.

Tras su salida del gobierno, el propio Varela tuvo una escueta autocrítica, al mencionar que “hubo errores comunicacionales”, lo cual no hace referencia a si esas equivocaciones fueron propias o de los asesores que tuvo a su lado.

Como sea, Varela ya está en la memoria colectiva de la gente y la única duda que queda por dilucidar, se espera, es qué fue lo que motivó a Piñera a nombrarlo ministro, ya que no contaba con experiencia política y gubernamental, como tampoco una expertiz en materias educacionales más que escribir columnas en donde consideraba a la educación como un bien de consumo y se manifestaba en contra de la gratuidad.