Ecuador anunció hoy jueves su salida de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) como respuesta a la crisis humanitaria que se vive en Venezuela, a lo que se suma también el éxodo de venezolanos que, según su juicio, requiere «una solución de todas las naciones» de la región.

«Ecuador no continuará su participación dentro de la ALBA«, señaló el ministro de Exteriores, José Valencia, en una comparecencia ante los medios en la que explicó que con ello su país quiere «reforzar» la búsqueda de una solución al problema de Venezuela.

En ese sentido, explicó que Ecuador mantiene «una posición de principios» y que esta no se alinea con los de «ningún grupo en particular en la propuesta de que el problema de los venezolanos sea resuelto entre ellos, en el marco democrático«.

Además, precisó sobre la frustración de su país «por la falta de voluntad política, en primer lugar, del Gobierno de Venezuela para abrir las puertas a una solución democrática«.

El canciller destacó que el masivo flujo de venezolanos que han llegado al territorio ecuatoriano es un problema que no puede «ser encarado por un país individualmente«, sino que exige «una respuesta de todas las naciones de la región«, y que la salida de Ecuador de la ALBA lo que trata es de impulsar esa solución.

«La salida de ciudadanos venezolanos de su país es consecuencia de la crisis económica y política de Venezuela. Las repercusiones son regionales, sin embargo, Ecuador será siempre solidario«, afirmó al calificar de «inhumana» la actuación del Gobierno de Venezuela por permitir que millones de personas salgan del país.

El ALBA nació en 2004 como un mecanismo para la cooperación de los países de América Latina y el Caribe basado en la solidaridad y en la complementariedad de las economías nacionales, en una alternativa al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) impulsada en su momento por Estados Unidos.

Con Venezuela a la cabeza, la pertenencia de Ecuador a esta organización empezó a estar en tela de juicio desde la llegada de Lenín Moreno al poder en mayo de 2017, y en círculos políticos y diplomáticos se decía que era una cuestión de tiempo para que la abandonase.