Moody’s bajó la clasificación de Chile de emisor y de deuda senior no garantizada a A1 desde Aa3, cambiando la perspectiva de negativa a estable, pero el gobierno en palabras del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, responsabilizó de esto al gobierno anterior de la ex Presidenta Michelle Bachelet.
Por medio de un comunicado, la agencia de calificación de riesgo señala que “la baja de calificación refleja el deterioro gradual, pero amplio, del perfil crediticio de Chile. A pesar de claras evidencias de una mejora en la perspectiva económica y fiscal a corto plazo, Moody’s no prevé que el gobierno soberano recupere la fortaleza crediticia que tuvo en años anteriores”.
De acuerdo a Moody, la posición fiscal chilena se ha deteriorado constantemente en los últimos años, por lo que la fortaleza del gobierno “ya no resulta lo suficientemente robusta como para compensar las debilidades del perfil crediticio del país cuando se lo compara con gobiernos soberanos con una clasificación Aa más alta”.
El informe de la clasificadora internacional explica que factores como los bajos niveles de ingresos referentes a pares con calificación de Aa, la dependencia en los commodities y las vulnerabilidades externas se han vuelto más notorios para el perfil crediticio de Chile.
Finalmente, el texto indica que “Moody’s estima que el crecimiento de mediano plazo será cerca de 3%, por debajo de la tasa anual de crecimiento de 3,7% prevista para 2018, y muy por debajo de las tasas de crecimiento reportadas con anterioridad al shock de commodities de 2014”.
En tanto, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, culpó al gobierno de Michelle Bachelet de la baja clasificación del país, mencionando que esto se debe al “deterioro fiscal y bajo crecimiento de los últimos años”.
En ese sentido, el crecimiento económico del país entre 2014 y 2017 fue de un 1,7% promedio anual, mientras que el deterioro fiscal habría sido algo evidente.
“Primero, y por lejos, no se cumplió el compromiso del gobierno de eliminar el déficit estructural, que aumentó cuatro veces. Segundo, la deuda a PIB se duplicó —pasando de US$35 mil millones a US$70 mil millones entre fines de 2013 y 2017, llegando a un nivel cercano a 24% del PIB. Tercero, la reforma tributaria no rindió sus frutos y cuarto, el déficit fiscal subió hasta 2,8% del PIB en 2017”, señaló la autoridad.
El titular de Hacienda advirtió que la decisión de Moody´s llega a destiempo: “Sorprende que esta decisión ocurra justo cuando la economía chilena acelera su crecimiento y los ingresos fiscales han aumentado por sobre las estimaciones de mercado”.
A juicio de la autoridad, a la luz de los argumentos esgrimidos por la clasificadora, la rebaja de Aa3 a A1 debiese haber ocurrido el año pasado, como fue el caso de Standard & Poors y Fitch. “En términos técnicos, Moody´s aparece detrás de la curva”, precisó.
Larraín resaltó el crecimiento positivo experimentado por la economía en los últimos meses, así como las mejores expectativas de las empresas y de los consumidores. Destacó, además, la agenda de reformas pro-crecimiento, que incluye iniciativas como la Modernización Tributaria y la Modernización del Estado, y las reformas en materia fiscal, donde figuran el plan de austeridad por US$ 4.400 millones y el proyecto de Consejo Fiscal Autónomo (CFA).
“Siempre hemos dicho que recuperar la clasificación de riesgo es una carrera de largo aliento. Como Gobierno y Ministerio de Hacienda seguiremos trabajando en fortalecer nuestra posición fiscal y mejorar nuestro crecimiento, pilares para el bienestar de todos chilenos”, sostuvo.
Con este nuevo Rating de A1, Chile queda a nivel de países como República Checa; Estonia, Israel, Japón o Arabia Saudita, entre otros.