Como “una alerta que debe ser tomada muy en serio” calificó Greenpeace el informe que da cuenta, por primera vez, de la presencia de microplásticos en mariscos de consumo masivo en el país.
El análisis, realizado por la Universidad de Magallanes, reveló la presencia de partículas de plásticos en centolla magallánica, lo que da cuenta de que el ámbito de influencia del plástico ha llegado hasta las zonas más alejadas del país.
“Es una información sumamente preocupante y una alerta que debe ser tomada muy en serio. Si estos hallazgos se han hecho en mariscos de zonas extremas, se hace necesario que la autoridad investigue la magnitud del problema en áreas donde el consumo de productos del mar llega a públicos mucho más amplios, especialmente en la zona central. No se trata de generar alarma ni que la gente deje de consumir productos del mar, pero sí se debe investigar la real dimensión del problema y tomar las medidas necesarias para enfrentarlo. Hemos dado un paso relevante con la prohibición de las bolsas plásticas, pero la magnitud del problema exige tomar medidas más severas”, comentó Soledad Acuña, coordinadora de la campaña antiplásticos de Greenpeace.
Para Greenpeace el asunto debe comenzar a ser tratado como una clara y potencial amenaza a la salud de la población y por eso es que se deben profundizar las medidas que limiten el uso y comercialización del plástico.
“No solo estamos comenzando a comer plástico, sino que la presencia de estas partículas pueden dar cuenta de otros problemas para la salud de la población, como el porte de otro tipo de toxinas perjudiciales”, señaló Soledad Acuña.
De acuerdo con la ONG ambientalista, a nivel mundial, cada minuto llega al mar el equivalente al volumen de un camión de basura cargado de plástico. También, cada minuto, se adquieren un millón de botellas de plástico.
Para el 2050 se estima que habrá tanto plástico como peces en el mar.