La primera Cuenta Pública del Presidente Sebastián Piñera tuvo más parecido con su último discurso de campaña, que con una hoja de ruta o plan de gobierno. El país esperaba conocer metas, plazos y recursos (financieros, legales) y que el mandatario explicara con claridad cómo planea cumplir las promesas que ha hecho, pero ello no ocurrió así.
«Hoy escuchamos muchos “vamos a”, “promoveremos que”, “intentaremos”, “nos acercamos a poner fin a”, y una serie de infinitivos que anuncian intenciones y no políticas públicas concretas, que permitan ser analizadas y evaluadas en su mérito», señala el documento de Igualdad.
En consecuencia, el Instituto Igualdad esperará a ir conociendo el detalle de los anuncios para poder analizarlos en profundidad y emitir un juicio fundado y responsable sobre los mismos.
No obstante, llama la atención el recurrente llamado a la unidad nacional y al diálogo, al mismo tiempo que el Presidente de la República dedicó gran parte de su discurso a atacar al Gobierno anterior con argumentos no siempre precisos y cifras no validadas. Más aún, en varios momentos de su discurso hubo apropiaciones políticas y leyes impulsadas por el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, con el concurso del Congreso Nacional, y que el Presidente Sebastián Piñera no reconoció como tales.
A partir del mensaje, subsisten interrogantes respecto de las reales intenciones del actual Gobierno. Por ejemplo:
– En materia de pensiones, sólo señaló que aumentará el Pilar Solidario en un 40%, sin precisar cómo planea financiarlo, ni qué impacto tendrá en los bolsillos de los pensionados. Además, no toca a las AFP.
– En materia de salud, sólo habla de solidaridad al interior de las ISAPRES, donde cotiza menos del 17% del total de usuarios, que percibe mayores ingresos, y sin tocar las excesivas ganancias de las ISAPRES. Nada dice sobre la necesidad de que la solidaridad debería abarcar al 100% de los usuarios de la salud. Tampoco queda claro los alcances del Plan Único de Salud al que hizo referencia.
– En materia educacional se recurre a la retórica de la calidad en el aula de clases, ignorando que una educación no sexista es fundamental en la calidad educacional. Ninguna mención a las más trascendentes reformas de los últimos 40 años: gratuidad, fin del copago y la selección escolar, desmunicipalización y Nueva Educación Pública y carrera docente.
Finalmente, cabe hacer mención al desorden del discurso. Faltó encontrar un hilo conductor, más allá de la cuenta de estos tres meses y de la mención a algunas políticas puntuales. Hubo, en general, referencia a materias muy diversas y enunciación de intenciones, pero anuncios poco concretos. Sólo al ginal del discurso hizo un repaso rápido sobre temas de máxima relevancia, pero sin profundizar en ninguna. Por ejemplo, en políticas culturales, relaciones internacionales, defensa, agricultura, turismo, energía, vivienda y pueblos originarios, entre otros; esto, sumado a las claras omisiones en políticas como las de diversidad y gratuidad en educación.
