Chile es un país que nació, se independizó y creció mirando al mar, siendo también este un actor preponderante en su actual desarrollo. Con una de las costas soberanas más extensas del mundo, nuestro país tiene una obligación permanente en el océano Pacífico, siendo no solo motor económico y productivo, sino también un rico crisol de historias que han marcado hitos más que relevantes en nuestro devenir como nación.
Esta obligación más que necesaria implica que la celebración del Mes del Mar no sea una efeméride más dentro del calendario. Tiene una razón de suyo relevante, toda vez que nos obliga a fijarnos una vez más en ese rico y vasto territorio marítimo, junto con renovar nuevamente esa invitación a reflexionar sobre la importancia y trascendencia que tiene para Chile, así como también para nuestra Armada, institución que es la máxima expresión legal del Estado chileno en el mar.
Con un territorio marítimo que casi quintuplica nuestro territorio continental, alcanzando los 3,5 millones de kilómetros cuadrados, la Armada de Chile tiene el deber de custodiar esa extensa área del Pacífico, salvaguardar la vida humana en el mar y asegurar los intereses del Estado en la cuenca del océano más importante del mundo, siendo actores relevantes en ella.
Pero estas tareas permanentes tienen un tinte especial este año, cuando celebramos nuestro Bicentenario, recordando desde el año pasado los distintos hechos que marcan los hitos fundacionales de nuestra Armada. El rescate de los patriotas confinados en Juan Fernández; la creación de la Academia de Jóvenes Guardiamarinas (hoy la Escuela Naval «Arturo Prat»); el Primer Zarpe de la Escuadra -con singular éxito en su primera acción de combate-, y la creación de distintas especialidades en la Armada, como son la Infantería de Marina y Abastecimiento, son puntos referenciales a la hora de conmemorar nuestro bicentenario.
Creo necesario recalcar que esta celebración nos encuentra en un pie operativo de excepción. Con una moderna flota de buques de guerra, junto con polivalentes y versátiles buques de apoyo, además de dotaciones adecuadamente formadas, entrenadas, comprometidas y con una vocación de servicio a toda prueba.
La Armada cuenta con un prestigio bien ganado, que no solo favorece a la institución, sino que coloca el nombre de Chile en un lugar destacado en el concierto internacional. Ese prestigio se forjó durante dos siglos de trabajo profesional y en un constante proceso de mejora continua. Es el fruto de años de preparación, siempre inspirados por quienes nos precedieron de manera orgullosa y valiente. El más claro, sin duda, el comandante de la «Esmeralda» en aquel 21 de mayo de 1879, el capitán de fragata Arturo Prat, auténtico paradigma de los jóvenes que hoy aspiran a ser marinos de Chile y que llevan en la sangre los aspectos heroicos del joven comandante, que entregó su vida por defender a la Patria. Hoy tenemos una Marina potente, que mira al futuro, pero con la conciencia plena de que el pasado respalda una institución noble, honesta y, por sobre todo, dedicada a sus compatriotas.
La Armada de Chile hoy es mucho más. Hoy, nuestra institución cumple un rol ante la sociedad que va más allá de las funciones referidas al ámbito castrense. La Armada es la mano amiga que ayuda desde el mar, que llega hasta los rincones más apartados de nuestra geografía, comprometiendo a sus dotaciones y recursos materiales en un irrestricto apoyo a la comunidad, cuando le sea requerida, con el entusiasmo, sacrificio y vocación que caracteriza a todos los marinos de Chile. Operativos médicos, que atienden a pacientes en especialidades complejas; rescates, y operaciones de mitigación de catástrofes y de seguridad interior cuando el Ejecutivo lo dispone son algunas de las acciones que la Armada realiza en apoyo directo a nuestros compatriotas. Desde Arica hasta la Antártica, contamos con hombres y mujeres siempre dispuestos a accionar de manera decidida, para cumplir con presteza la consigna que es proteger a la Patria y contribuir de manera efectiva al desarrollo de Chile, fieles al juramento que todos hacemos al momento de egresar al servicio: …hasta rendir la vida si fuese necesario.
En este Mes del Mar, la invitación es enfocar nuestra mirada al mar, con la esperanza cifrada en la vastedad que nos entrega un territorio marítimo de aún insospechadas oportunidades. Doscientos años avalan el compromiso que la Armada tiene con Chile y que día a día se reafirma con la silenciosa labor que desde el más joven marinero hasta este comandante en jefe cumplen a lo largo de todo nuestro extenso litoral, siempre orgullosos de nuestro pasado y enfocados en el futuro.
Esta es la Armada del Bicentenario, doscientos años al servicio de Chile y los chilenos.