«La omnipresencia de la Contraloría en asuntos sensibles para la política –desde la designación de embajadores al protocolo sobre objeción de conciencia institucional– parece contradecir el desarrollo de la entidad que desea el contralor». Este es el destacado de la editorial de El Mercurio, donde aluden una crítica directa a la institución que, hasta el momento, lo único que ha hecho es exigir que se cumpla la ley.
«La Contraloría debiera actuar con una cuidadosa sobriedad en el control de legalidad, evitando cambios intespestivos de criterio y reinterpretaciones de su propio rol. La Contraloría no es un poder del Estado, algo que en ocasiones parece olvidarse«, recalca el escrito del periódico.
Además, hicieron un llamado para que que se evitara el incremento del protagonismo por parte del contralor de la República, Jorge Bermúdez.