viernes, marzo 29, 2024

El historiador militar boliviano, Edwin de la Fuente, salió a responder a los cuestionamientos sobre la veracidad de la batalla de Canchas Blancas, luego que varios expertos en el tema de la Guerra del Pacífico dijeran que tal combate entre ejército de Chile y Bolivia no eran reales.

De la Fuente señala al diario La Razón de Bolivia que “la historia de la batalla de Canchas Blancas, así como del combate de Tambillo, radica en fuentes relativamente ‘nuevas’, en el sentido de que son documentos que durante mucho tiempo estuvieron ocultos”.

Historiadores chilenos han declarado que Canchas Blancas es un “completo invento” (historiador Fernando Wilson), una “aberración que crea un nuevo mito” (Rafael Mellafe), una acción de armas que fue calificada de irreal por el propio diario boliviano El Litoral del 23 de marzo de 1972 (historiador de la guerra Mauricio Pelayo).

Ante esto, el historiador militar explica que el documento base que registra la batalla de Canchas Blancas es el Diario del coronel Ezequiel Apodaca, que precisamente comandó el combate, “quien relata día a día toda la batalla, todo el conflicto”.

De acuerdo a su versión, el texto fue ocultado porque en el mismo también está descrita la “traición” al país de los futuros presidentes Aniceto Arce y Narciso Campero muy ligados a la explotación minera.

Añade que “la oligarquía boliviana era parte del complot contra los intereses nacionales, porque estaban velando solo los intereses especialmente de Aniceto Arce, por la mina Lahuachaca; de este  modo además a Narciso Campero le interesaba ocultar todo esto para que no se devele la traición y la trama”.

Pero también le interesaba a Chile ocultar este documento, remarca el historiador militar, “porque después de la batalla (de Canchas Blancas) caen documentos importantísimos de Chile en las intenciones que tenía con esta avanzada de entrar a los territorios bolivianos y llegar al ‘triángulo estratégico’ Paraguay-Brasil-Bolivia. Lo que no querían los chilenos era que estos documentos develen cuál era su proyección”.

Así, el documento prácticamente fue “perseguido” tanto por “los agentes de inteligencia de Chile”, como por la oligarquía minera boliviana, porque revelaba su traición a la causa marítima.