Hoy conmemoramos el cumpleaños número 477 de nuestro querido Santiago. Desde que don Pedro de Valdivia la fundara en 1541, mucha agua ha corrido por las riberas del Mapocho. Su historia siempre ha sabido de cambios y transformaciones, pero quizás pocas han sido tan radicales como las que enfrentamos hoy: un explosivo cambio demográfico que se suma a la masiva llegada de inmigrantes que buscan en la capital chilena un mejor futuro.
Por eso, hoy Santiago enfrenta una paradoja, cual es envejecer rememorando únicamente su pasado glorioso o, muy por el contrario -como ya comienza a notarse en algunos barrios-, demostrar que la ciudad no envejece, y que con sus nuevos vecinos, respetando también a los de siempre, se puede ir construyendo ciudad.
De acuerdo con los datos entregados por el último censo, Santiago es la comuna con más millennials en el país, con alrededor de 207 mil vecinos que tienen entre 20 y 39 años, correspondiente al 51% de su población. Sin duda, un dato impensado para la capital, que hasta hace pocos años se mostraba como un lugar antiguo, tradicional y preferido por los adultos mayores.
Pero, ¿qué nos dicen estas cifras? Claramente nos alegran. Nos hablan de una población ávida de deporte, de cultura, de cuidado con el medio ambiente y de tomarse los espacios públicos para la recreación y vida cotidiana. Aunque también conllevan desafíos que -como municipio- debemos abordar: conectividad, innovación, movilidad sustentable, entretención, seguridad y limpieza son solo algunos de los temas que no debemos descuidar a la hora de hacernos cargo de los nuevos residentes.
En esa misma línea, continuamos trabajando con nuestros vecinos en su conjunto, resguardando la sana convivencia entre los nuevos y antiguos residentes, respetando también las costumbres y tradiciones de los inmigrantes, y ayudando a estos a conocer nuestra idiosincrasia, de manera de evitar situaciones que contribuyan a la xenofobia.
Tampoco podemos desconocer a los dos millones y medio de personas que transitan a diario por Santiago, a quienes también queremos hacer sentir orgullosos de su capital. Los mismos que se han podido deleitar con innovaciones como el novedoso paseo Bandera, que tras una operación de urbanismo táctico logró que una emblemática calle del casco histórico se transformara en un verdadero laboratorio de ciudad, que solo nos ha dejado externalidades positivas.
Santiago también debe hacerse cargo de tres temas principales en los que coinciden tanto los residentes nuevos como los antiguos, además de los visitantes: una ciudad segura, limpia y ordenada. No existen otras inquietudes que se repitan tanto en las conversaciones con nuestros vecinos como estos tres tópicos, que justamente hemos tomado como ejes de nuestra administración.
Asimismo, es indispensable generar instancias de trabajo coordinado entre el municipio y las autoridades de gobierno para ocuparse de estos temas de forma conjunta. Es el trabajo separado y poco eficiente -en muchos casos- el que ha llevado a la ciudadanía a una suerte de confusión acerca de los roles que tienen los municipios en materia de seguridad. Lo cierto es que esta responsabilidad recae exclusivamente en el Ministerio del Interior, Intendencia y Carabineros, con la colaboración del municipio en materias de prevención, análisis y monitoreo.
Estamos empecinados en transformar a nuestros vecinos en aliados, entregándoles herramientas de prevención situacional por barrio. También debemos realizar una labor educativa en temas como el comercio ilegal, que se concentra en el centro de la comuna y se ve sustentado por la cantidad de «empleos por cuenta propia» y la alta afluencia de público dispuesto a comprar y consumir sus productos, sin darse cuenta del daño que esto produce al comercio establecido y que, a veces, está directamente relacionado con bandas delictuales.
Por esto, Santiago recibe este nuevo aniversario en medio de un punto de inflexión: con una comuna en pleno proceso de cambio, pero que requiere de nuevos cuidados y atenciones para mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de sus vecinos. Y es justamente aquello a lo que estamos dedicando nuestros esfuerzos con el mayor esmero.