Greenpeace denunció este sábado que buques salmoneros están siendo vertiendo agua contaminada con Marea Roja en hábitat clave de las ballenas azules
“Estamos muy preocupados por este permiso, especialmente si toma en cuenta que la misma autoridad ha planteado que esos buques están contribuyendo a la expansión de la marea roja. Lo grave es que todo este movimiento de barcos y la opción que ahora tienen los buques salmoneros de vertir sus aguas es que se está haciendo en una zona clave para el hábitat de las ballenas azules, especie que está en peligro de extinción”, señaló Estefanía González, coordinadora de océanos de Greenpeace.
Mientras los efectos de la marea roja se extienden por amplias zonas de Chiloé y el sur del país, la ONG ambientalista denunció los peligrosos efectos que las descargas de aguas de los barcos que transportan salmones pueden estar causando en una zona que resulta clave como hábitat de las ballenas azules en Chile.
En efecto, y de acuerdo con la resolución 475 de Sernapesca del día 8 de febrero, se aprobó que en una extensa zona ubicada en el centro del golfo del Corcovado, en la parte sur de Chiloé, se pueda realizar el recambio de aguas de los wellboats que transportan miles de salmones, muchos de ellos desde zonas afectadas por la marea roja.
“Estamos extremadamente preocupados por este permiso que se ha entregado a las empresas salmoneras, especialmente si toma en cuenta que la misma autoridad ha planteado que esos buques y sus extensos recorridos están contribuyendo a la expansión de la marea roja”, señaló Estefanía González, coordinadora de océanos de Greenpeace.
Desde Greenpeace advierten que la zona del golfo del Corcovado muestra en este último tiempo un altísimo tránsito de buques, buena parte de los cuales se están moviendo desde zonas seriamente afectadas por marea roja, por lo que existe el peligro de estar sobrecargando la zona con aguas contaminadas.
“Lo grave es que todo este movimiento de barcos y la opción que ahora tienen los buques salmoneros de vertir sus aguas es que se está haciendo, de manera insólita, en una zona clave para el hábitat de las ballenas azules, especie que está en peligro de extinción. El mensaje que se está entregando es impresentable: es mejor mantener a salvo los salmones de la industria que proteger el hábitat de una especie majestuosa que, además, está en peligro de extinción”, dijo Estefanía González.