Los avances tecnológicos son ya una realidad y con ello los audífonos son parte de la vida diaria de niños y adultos. De hecho, un reciente estudio de la empresa Ericcson ConsumerLab sobre las 10 tendencias de consumo más populares para el 2018, afirma que los auriculares se convertirán en un accesorio 24/7.
Luciano García, fonoaudiólogo de GAES, explica que este uso constante de los auriculares puede ser dañino aun cuando se utilicen a volúmenes adecuados, ya que ocurre un efecto acumulativo entre el tiempo (las horas que están expuesta al ruido). “Está demostrado que si una persona se somete a más de 80 decibeles de ruido o de sensación sonora (una conversación a volumen elevado) durante una hora, al cabo de un año puede tener una pérdida auditiva; pero si hablamos de 8 horas, por ejemplo, en el caso de una persona que duerme escuchando música, el efecto se va sumando y puede causar daños aun con muchos menos decibeles. Ahora, si el audífono se usa, por ejemplo, a un volumen elevado para tapar los ronquidos de la pareja, el daño puede ser mucho mayor”.
Por otro lado, también influye la distancia en la cual estimulas los oídos. “Los audífonos tienen una presión sonora que puede llegar fácil a los 100-120 decibeles lo que provocaría daños en la capa que cubre las células nerviosas encargadas de transmitir las señales de sonido al cerebro. Si escuchas música toda la noche, estas dañando al órgano de Corti, porque no dejas descansar al oído, éste recibe una presión constante que estimula un deterioro auditivo”, señala García.
Para disminuir esa presión, se recomienda usar audífonos supra auriculares que van por sobre el pabellón auricular, ya que aíslan el ruido ambiente y se requiere menos volumen para escuchar una canción. En cambio, con los audífonos intercanales (esos que se colocan dentro del oído), tienes que subir el volumen porque al ser pequeños no aíslan el ruido ambiente” agrega.
Para disminuir el riesgo en el daño auditivo, la OMS recomienda mantener el volumen bajo al utilizar aparatos de audio personales, limitar el tiempo que se dedica a las actividades ruidosas, vigilar los niveles seguros a la exposición al ruido, prestar atención a las señales de advertencia de pérdida de audición y hacer revisiones auditivas periódicas.