Son miles de millones de desperdicios de plástico están enredados en corales y arrecifes desde Tailandia hasta la Gran Barrera de Coral de Australia y está provocando gravísimos daños al medioambiente marino.
Un grupo de investigación internacional dirigido por la Universidad de Cornell, en Nueva York, Estados Unidos, ha descubierto que la basura plástica, presente en todos los océanos del mundo, intensifica la enfermedad del coral y aumenta los riesgos para los arrecifes, según un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Science.
La basura es otro elemento de presión sobre los corales, que ya sufren por un exceso de pesca, aumento de las temperaturas causadas por el cambio climático y diversos tipos de contaminación.
En la región de Asia-Pacífico, un total de 11.100 millones de artículos de plástico -incluidos bolsas de compras, redes de pesca, pañales y hasta bolsitas de té-, están atrapados en los arrecifes, explican los científicos en la revista Science.
Los especialistas proyectaron que las cifras aumentarían en un 40 por ciento para 2025, a medida que la contaminación marina empeora.
«Los desechos plásticos actúan como una autocaravana marina para los microbios», afirma la autora principal del estudio, Joleah Lamb, investigadora postdoctoral en Cornell, que comenzó a recopilar estos datos como candidata a doctorado en la Universidad James Cook en Australia.
«Los plásticos son embarcaciones ideales para colonizar por organismos microscópicos que podrían desencadenar enfermedades si entran en contacto con los corales –alerta Lamb–. Se ha demostrado que los artículos de plástico, comúnmente hechos de polipropileno, como tapas de botellas y cepillos de dientes, se vuelven fuertemente habitados por bacterias. Esto está asociado con el devastador grupo mundial de enfermedades de los corales conocidas como síndromes blancos», explica la científica.
Los científicos se sorprendieron al encontrar plástico incluso en arrecifes remotos.
“Los corales son animales como nosotros y tienen tejidos muy delgados que se pueden cortar y herir, especialmente si son cortados por un elemento cubierto con todo tipo de microorganismos”, explicó Lamb.
Los corales son pequeños animales con tejido vivo que se adhieren y se complementan para formar «apartamentos» o arrecifes. Los patógenos bacterianos viajan a bordo de los plásticos, alterando los delicados tejidos de coral y su microbioma. «Lo que es preocupante acerca de las enfermedades de los corales es que una vez que ocurre la pérdida del tejido coralino, no regresa –explica Lamb–. Es como tener gangrena en el pie y no hay nada que puedas hacer para evitar que afecte a todo tu cuerpo».
Los científicos de Estados Unidos, Australia, Tailandia, Myanmar, Canadá e Indonesia, tomaron datos de 159 arrecifes de la región Asia-Pacífico en el periodo 2011-14.
El vínculo entre el daño a los corales y el plástico puede aplicarse a otros arrecifes, como los del Caribe y las costas de África. También puede estar dañando otras formas de vida en el fondo del océano, como esponjas o algas marinas, dijo Lamb.
Al menos 275 millones de personas en todo el mundo viven cerca de arrecifes de coral.