“Es un imperativo ético respetar a las víctimas de abusos sexuales, creerles y apoyarlas. Ninguna defensa institucional puede primar ante este principio básico de una sociedad justa y empática con quienes más lo necesitan”, escribió en su cuenta de Twitter la ministra Vocera de Palacio, Paula Narváez, agudizando aún más la crisis que desatada en la Iglesia Católíca chilena por el ahora llamado “Factor Barros”.
Es un imperativo ético respetar a las víctimas de abusos sexuales, creerles y apoyarlas. Ninguna defensa institucional puede primar ante este principio básico de una sociedad justa y empática con quienes más lo necesitan.
— Paula Narváez (@paulanarvaezo) 19 de enero de 2018
Juan Barros Madrid, con sus apariciones en los actos oficiales y desafiantes declaracione opacó la visita papal y obligó a reponer en la agenda pública los casos de abusos sexuales cometidos por clérigos y que han quedado prescritos por la tardanza de las denuncias pero que a nivel ciudadano exigen reparación y un pronunciamiento claro de parte de la Alta Curia nacional que, al contrario de lo esperado, ha hecho una suerte de defensa corporativa de uno de los “príncipes de la Iglesia” más cuestionados: El ex obispo Castrense y actual de Osorno, Juan Barros Madrid, discípulo del cura Karadima.
En el plano oficial, La Moneda señaló este viernes que evalúa “con satisfacción y orgullo por cómo se desarrolló la visita papal”, así lo manifestaron la ministra vocera de Gobierno, Paula Narváez; el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy; y el coordinador del Estado para la visita del Papa Francisco a Chile, Benito Baranda.
La ministra Narváez destacó que “cientos de miles de personas pudieron escuchar su mensaje, un mensaje que habla de amor, de unidad, de diálogo, de paz, de respeto, del cuidado de nuestra tierra y de la importancia de escuchar sobre todo a los más marginados”.
En esa línea, la secretaria de Estado señaló que los mensajes de Francisco “hacia los pueblos indígenas, hacia quienes viven privados de libertad, los migrantes, los y las jóvenes y nuestro pueblo en general, han sido un testimonio de esperanza en el futuro de Chile”.
Con respecto a la planificación, la vocera de La Moneda hizo hincapié en la gran capacidad de organización del Estado chileno, agradeciendo “a todas las personas, a todas las organizaciones y a los servicios públicos y privados que trabajaron por meses para coordinar los distintos detalles necesarios para el éxito de este hecho histórico para nuestro país”.
Por otra parte, Narváez manifestó el orgullo del Ejecutivo por lo que el Papa pudo ver en su estadía, “un país que recuperó su democracia y que la ha fortalecido, que ha trabajado duramente para superar barreras, para disminuir las distintas desigualdades, un país que ha crecido en derechos y que está construyendo más y mejores oportunidades para todos y todas”, dijo.
Finalmente, agradeció a Jorge Bergoglio por su visita, señalando que es motivo de alegría “que todas las personas que se sienten convocadas por su figura pastoral, por su liderazgo mundial” se hayan podido encontrar con él.
Consultada respecto del gasto en el que incurrió el Estado a raíz de esta contingencia, la ministra Narváez indicó que hay que enmarcar esta visita en su contexto, ya que “fue una visita de carácter oficial y una visita también de carácter pastoral”. Explicó, entonces, que “en cualquier visita oficial se realizan gastos importantes en materia de seguridad para que todas las actividades contempladas en las agendas se puedan desarrollar con normalidad”.
Así las cosas, más allá de las declaraciones políticamente correctas de Palacio, tras la partida del Papa de Chile, la iglesia local está más fracturada que nunca y sin duda ha perdido más apoyo ciudadano, quedando en entredicho su atura moral para dirigir la espiritualidad de la gente. La confianza entre la grey y los pastores se ha roto y esta ve ni el el mismo Papa pudo solucionar el problema, al contrario lo agudizó.