La fotógrafa los llevó al popular Forest Park en St. Louis, donde le pagaron U$250 para que tomase preciosas imágenes. Después de 8 meses de post-producción, los Zaring recibieron un paquete que contenía un disco. Después de abrir las imágenes, la familia casi se muere de risa.
Las terroríficas caras de dibujo animado que devolvían la mirada a Pam carecían de toda cualidad humana, con ojos y dientes que parecían hechos en Paint. “Ella había dicho que las sombras eran realmente malas en aquel día tan bonito, claro y soleado, y que su profesor nunca le había enseñado a retocar fotos,” escribió Pam Dave Zaring.
Pam dijo que ha pedido las imágenes originales, pero no quiere un reembolso. Al contrario, ha encontrado el toque de humor en todo la experiencia. Según ella, la sesión de fotos “ha valido la pena cada centavo” por todas las risas que ha provocado.