Existe consenso casi universal, para el mundo católico, que fue San Francisco de Asís quien inició la tradición del pesebre para celebrar el nacimiento de Jesús. Desde ese diciembre de 1223, en la localidad de Greccio, Francisco junto a sus frailes mendicantes realizaron la representación en vivo del nacimiento de Jesús.
Por estos días, entre el frenesí de las compras navideñas marcada por el consumo, el sentido místico y religioso de la Navidad ha pasado a un segundo y tercer lugar. De hecho son muy pocas las iglesias católicas que realizan la «Misa del Gallo» a la medianoches del 24 de diciembre y se realizn en diferentes horarios a gusto y acomodo de los feligreses.
Así cada diciembre comenzaron los frailes franciscanos y la monjas clarisas los que extendieron esta costumbre. A América, llegó de la mano del conquistador español y de los frailes de las diferentes órdenes religiosas (Franciscanos, Domínicos, Mercedarios). Se estima que a partir del Siglo XVII llega a Chile esta costumbre. Por ese entonces no existía el árbol de Navidad ni el Viejo Pascuero.
El Sitio del Patrimonio Cultural Chileno relata: «En un principio, los primeros pesebres realizados en Chile obedecían a las pautas dictadas desde Europa. Entre las reglas se contaba la preparación de una tarima o mesa en proporción a la cantidad de personajes del pesebre, el lugar de instalación de la gruta o choza y la ubicación de cada uno de los personajes. Sobre la tarima, con diversos materiales -tierra, arena y ripio, entre otros- se debía representar el camino, las lomas y valles. Para realzarlos se debían usar trozos de arpillera encolada, cubiertos con aserrín natural, una parte era pintada con anilina verde para imitar el pasto.
Las figuras de la Virgen, San José y el niño se podían confeccionar por las mismas familias o se podían comprar en las santerías. Dentro de los animales se consignaban: un burrito, un buey, ovejas, gallos, gallinas y patos. También se incluían las figuras de los pastores y de los reyes magos: Melchor, Gaspar y Baltazar.
Luego, esto fue cambiando de acuerdo al paisaje y a las costumbres chilenas. Se incluyeron elementos como el trigo dispuesto en fuentes de greda con tierra mojada (como símbolo de abundancia), canastos de mimbre con regalos como ciruelas secas, avellanas castañas, nueces, almendras, piñones y frutas de la nueva estación.
Cerca del Niño se comenzó a poner juguetes tradicionales como trompos, emboques, caballitos de madera, matracas, palitroques, carretillas, zancos y runrunes. De alguna rama cercana, dispuesta para asemejar el paisaje, a veces se colgaba ropita del niño en pequeña escala. De la misma manera, se colgaban chupallas y sombreritos.
A comienzos del siglo XIX en todas las iglesias, parroquias y las casas de familias acomodadas se hacía un pesebre. En estas últimas se abrían las puertas al barrio para que los vecinos pudieran adorar al Niño Jesús. Los niños y los adultos pasaban frente al pesebre dejando regalos, para así imitar a los Reyes Magos. Las ofrendas podían ser tortillas de rescoldo, huevos duros y otros manjares.
Con el tiempo, a los pesebres se les agregaron personajes populares como viejitas tomando mate, animales de la fauna y el campo chileno hechos en figuras de arcilla de Talagante, Quinchamali o Pomaire. El ambiente se completaba con carretas cargadas con fardos de paja o leña, y copihues y banderas chilenas colgando de las ramas.
El disfrute del pesebre concitaba a la gente hacia otras manifestaciones populares, como el canto de los villancicos (costumbre traída desde España) o el canto a lo divino. Dentro de este contexto, no podía faltar la Misa de Gallo, la que se efectuaba a las 12 de la noche, el 24 de diciembre. Así se configuró una verdadera fiesta religiosa que se arraigó en las tradiciones chilenas», señala nuestro.cl.
A continuación, en un breve recorrido realizado por el centro de Santiago, logramos encontrar algunos pesebres, siendo el más llamativo, por lo popular el del mercadillo de Tirso de Molina, al frente del Mercado Central y donde se inicia el «Barrio de la Chimba» (Recoleta-Independencia).
Estas fotografías fueron realizadas con iPhone 8.