El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, realiza este miércoles un interesante análisis de lo que se juega en las elecciones presidenciales del próximo domingo, indicando que de ganar Sebastián Piñera, el discurso de la izquierda por la modernización del capitalismo se empieza a desmembrar.
En su columna en El Mercurio, Peña sostiene que el diagnóstico del resultado del domingo, Piñera en primer lugar y Guillier en segundo, sepultaría la idea de que “la modernización capitalista es una modernización falsa, un discurso que logra apenas esconder la desigualdad y el maltrato de las mayorías, un proyecto que acabó timando a las personas, esclavizándolas mediante el crédito y el consumo”.
“Haber sospechado de esa superchería a tiempo sería el mérito de la segunda Bachelet, y haberla develado del todo, sin ambages ni medias tintas, articulándola en un discurso que condena las tres últimas décadas de su implantación, sacando así a las mayorías del sopor y del engaño, sería el mérito del Frente Amplio”, explica.
Y plantea que “el único camino que tenía la izquierda para ganarse a las mayorías que despertaban del letargo era rechazar la modernización que ella impulsó. Todo hasta este domingo. Porque si este domingo si gana Piñera, como es lo más probable, todo ese diagnóstico, que inspiró documentos, libros, discursos encendidos, orientó vocaciones políticas, procuró trabajos, incendió portadas e hizo brotar nuevos y limpios liderazgos y sacudió la depresión y el hastío, comenzará a languidecer”.
Desde ese punto de vista, expone que “las grandes mayorías a las que se quiso ver como masas más o menos explotadas, expoliadas por el crédito, asfixiadas, se habrán revelado como grupos cuya trayectoria vital en vez de rechazar la modernización se enlaza con ella de una manera casi indisoluble”.
El académico sostiene que con el resultado favorable a Piñera quedará claro que la “modernización capitalista –con su fantasía de meritocracia, su expansión del consumo, su individuación- ha penetrado culturalmente más allá de lo que incluso sus partidarios pudieron anticipar. Si no, ¿cómo explicar que gane la derecha?”.
“SI gana Piñera, Michelle Bachelet habrá por fin dejado un legado, este sí casi indeleble, un logro inédito en la historia de Chile, una gesta inconsciente como ninguna, una proeza que solo San Pablo (quien dijo no hago el bien que quiero y sin embargo hago el mal que no quiero) sería capaz de emular: hacer ganar a la derecha dos veces en menos de una década”, afirma.
Sobre ese punto, Peña señala que el “diagnóstico que inspiró a Bachelet fue tan a contrapelo de la trayectoria vital de los grupos medios, tan inconsistente con el ethos espontáneo que ellos gestaron a la sombra del consumo, que se logró provocar lo que un psicoanalista habría anticipado fácilmente: en vez de fortalecer las críticas a la modernización se hizo más vigoroso el apoyo que ella recibía”.
Y agrega que “lo más relevante de la noche del domingo –cuando el escrutinio deje de ser una sorpresa- es que se habrá producido un fenómeno que nunca había ocurrido desde que se recuperó la democracia: el voto habrá confirmado que lo que se creyó todos estos años, la sensación que inspiró su retórica y reverdeció sueños, era errónea”.
Por lo tanto, menciona que “será esta, pues, la elección con más consecuencias intelectuales de todas, una elección que dejará en el aire una pregunta que semeja, guardando las inconmensurables distancias, pero que está a la altura de los excesos intelectuales de estos años, a una que se planteo en su época Gramsci: ¿por qué las masas elegían el capitalismo?”.
