En un barrio del oeste de la ciudad de Santa Fe, Argentina, una patrullera policial con sus agentes a bordo realizaba sus tareas por la zona a eso de las las 4.30 cuando observaron extraños movimientos que hacía un vehículo por la zona, cuando descubrieron un auto Volkswagen Suran, que realizaba extraños desplazamientos frente a una casa que tenía sus puertas abiertas.
Cuando los uniformados llegaron a metros del auto se dieron cuenta que su conductor estaba (también) uniformado. La sorpresa no terminó allí: en el interior de la propiedad había otros uniformados y cada uno de ellos tenía una capucha,
En un primer momento, los cuatro argumentaron estar realizando un operativo y luego manifestaron que todos estaban de franco de sus respectivos servicios.
Aunque paradójica, esta escena quedó constatada en la denuncia que terminó con todos detenidos, pues esas inconsistencias y contradicciones en sus dichos dejaron expuestas las sospechas de los primeros agentes que patrullaban el barrio.
Los cuatro agentes fueron trasladados a la 6°comisaría, con ayuda de las Agrupación Cuerpos, donde permanecen detenidos, bajo sospecha de integrar una banda que se dedica a realizar «entraderas», señala Clarín.
Con respecto a los detenidos, «se trata de dos policías del Comando Radioeléctrico, uno del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y un cuarto agente perteneciente a la Sexta Zona de Inspección», señalaron fuentes judiciales argentinas
La fiscal de la causa es María Gabriela Arri, quien dispuso que se dé intervención a la División Judiciales.