En un rígido formato, que redujo al mínimo el enfrentamiento entre los candidatos, Piñera se declaró objeto de “múltiples ataques” tras las denuncias de que financió con facturas falsas parte de su candidatura para las elecciones anteriores (2009), cuando rompió dos décadas de hegemonía de gobiernos de centro izquierda.
Piñera, que lidera la carrera con miras a las elecciones generales del 19 de noviembre, con una intención de votos que aumentó al 32,5%, negó las acusaciones de financiamiento ilegal en su contra y defendió el carácter democrático de su candidatura tras un primer gobierno que lideró entre 2010 y 2014.
“Hoy día somos muchos más los defensores de la democracia”, afirmó el candidato, que durante su primer gobierno rompió vínculos con la derecha más conservadora, al afirmar que en el seno de ella existían “cómplices pasivos” que habían hecho la vista gorda frente a las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura de Augusto Pinochet, que dejó más de 3.200 muertos y desaparecidos.
Con una fortuna personal de 2.700 millones de dólares, según la revista Forbes, Piñera aspira a un segundo mandato tras un primer gobierno que debutó en 2010 con apoyo de los principales partidos de la derecha chilena.
El candidato oficialista, Alejandro Guillier, que secunda a Piñera en intención de votos, con 16,4%, defendió por su parte el carácter ciudadano de su candidatura y promovió la descentralización del país como ejes de una candidatura con la que busca suceder en el cargo a la socialista Michelle Bachelet.
La periodista Beatriz Sánchez, representante del Frente Amplio, una recién creada agrupación de 12 partidos de izquierda radical, defendió la conformación de un gobierno “ciudadano” para garantizar la ampliación de los derechos sociales en Chile.
“Basta de bonos y subsidios, hagamos un real sistema de protección social”, afirmó.
Con solo cinco meses de campaña, después de una larga trayectoria en medios de prensa, Sánchez pelea el segundo puesto, con el 13,3%, e incluso algunas encuestas la sitúan sobre Guillier, senador en ejercicio y apoyado por seis de los siete partidos que forman la coalición oficialista.
Otros candidatos
El debate, que se realizó en el salón de honor del Congreso chileno en la ciudad de Valparaíso (120 km al oeste de Santiago), confrontó también a otros cinco candidatos que compiten por la presidencia, con una intención de voto que no supera el 5% para cada uno.
La oficialista Democracia Cristiana decidió no apoyar a Guillier y levantar la candidatura de su presidenta y senadora, Carolina Goic, lo que generó por primera vez el escenario de dos opciones en la coalición de centro izquierda.
El cineasta y exdiputado socialista Marco Enríquez Ominami postula por tercera vez a la presidencia, aunque ahora con niveles de aprobación bastante menores a los de su primera incursión en 2009, cuando alcanzó casi 20% de los votos y fue pieza clave del balotaje que se definió en favor de Piñera.
El senador socialista Alejandro Navarro y el diputado ultra conservador Juan Antonio Kast -férreo defensor de la obra de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990)- compiten por primera vez, al igual que el excomunista Eduardo Artes, casi un desconocido hasta ahora en la política chilena.
Casi 14 millones de chilenos están convocados para votar en las elecciones del 19 de noviembre, las séptimas presidenciales desde el retorno a la democracia.
En los comicios debutará a nivel parlamentario un nuevo sistema electoral proporcional, que reemplazará al de carácter binominal legado de la dictadura de Pinochet, y se contabilizarán por primera vez votos emitidos en el extranjero.