El terremoto de México, dos en menos de un mes, pone a prueba la capacidad del país azteca para enfrentar estas emergencias. Lamentablemente las cifras de fallecido sigue aumentando según información oficial.
La siguiente es la crónica de este miércoles del diario mexicano Reforma:
«La Ciudad de México volvió a cimbrarse por un fuerte sismo… y, una vez más, emergió, incondicional, la solidaridad y heroicidad de los capitalinos.
Treinta y dos años después del terremoto de 1985, el Centro del País volvió a colapsarse un 19 de septiembre, esta vez por un sismo de magnitud 7.1 con epicentro en Morelos.
El saldo, hasta la medianoche, según Gobernación, era de 224 muertos, 117 de ellos en la CDMX. El movimiento telúrico quedó registrado a las 13:14 horas y se sintió en al menos 6 estados.
En la Ciudad de México, colonias (Barrios) del centro y sur resultaron las más castigadas con 45 inmuebles colapsados y cientos de viviendas afectadas.
El Ejército activó el Plan DNIII y desplegó más de 3 mil 400 efectivos en las entidades más afectadas.
Una vez más el corredor Roma-Condesa y el Centro Histórico registraron casas y edificios derrumbados. Impactos severos fueron registrados en la Colonia del Valle y en el sur de la Ciudad en Tlalpan y Villa Coapa.
En Escocia y Gabriel Mancera, dos edificios cedieron. Un guardia relató que nadie de los primeros pisos había alcanzado a salir. Sobre las 18:00 horas, con ayuda de la Marina y el Ejército, fueron rescatadas 6 personas.
En Ámsterdam 25, en la Condesa, perros de búsqueda fueron los primeros en hallar a 3 víctimas bajo los escombros de una casa de 3 niveles.
Un edificio en Álvaro Obregón 286 se venció, lo que dejó a más de 40 personas atrapadas. Hasta el cierre de la edición, sólo se había rescatado a la mitad.
En San Luis Potosí y Medellín, el sismo fisuró un edificio de oficinas de tres niveles, pero lo dejó en pie. Pese a las advertencias que les hacía el vigilante, los vecinos decidieron entrar por sus pertenencias cuando el edificio colapsó y al menos una mujer y una niña fallecieron.
Miles de ciudadanos acudieron a remover escombros con sus manos o lo que tenían a su alcance para rescatar personas. Otros formaban cadenas para ir sacando el cascajo removido.
Vecinos abrieron sus casas como refugios o como zonas de acopio. Otros más coordinaron el tráfico vehicular ante la avería de semáforos; muchos más movilizaban en sus autos a gente que en la calle buscaba con desesperación un transporte.
Cuarenta por ciento de la CDMX carecía de luz, lo que dificultaba anoche el rescate.
La noche, en muchas colonias plenamente oscura, era triste y silenciosa. Sólo en algunas zonas las lámparas alumbraban la esperanza: encontrar vida entre los escombros», cierra la nota.