Esta semana el Tribunal Constitucional se pronunció sobre la ley de aborto 3 causales, sobre la que el parlamento y la ciudadanía en su conjunto ya se expresaron con una mayoría consolidada a favor de esta medida.
El avance en derechos y la propia participación de la mujer en la cultura occidental dominante, no es un proceso expedito, y lamentablemente no surge necesariamente de la madurez de la sociedad que reconoce y respeta capacidades y derechos de las mujeres -porque dialoga con una cultura en que la mujer es menos que el hombre- así lo demuestran, por ejemplo, las cifras de inequidad de sueldos entre hombres y mujeres, por lo que la regulación es muy necesaria para el avance en derechos.
Estos son los inicios sobre un cambio mucho mayor que las mujeres debemos siempre estar impulsando, que es nuestra igualdad de derechos con el reconocimiento de nuestra diferencia, es decir la diferencia entre hombres y mujeres no puede significar desigualdad, como ha sido en muchos ámbitos hasta ahora.
En salud y trabajo esto se expresa de manera muy clara, cuando la mujer tiene licencia para ser madre, la cultura castiga y aún hay trabajos en que se discrimina a la mujeres por la posibilidad de que su maternidad le genere “costos” a una institución. Afortunadamente la parentalidad se va compartiendo cada vez más y el post natal se encumbra como una licencia familiar, aunque aún falta mucho, ya iniciamos un camino donde los hombres pueden compartir y ser parte con su propio permiso post natal, lo que se espera devenga en empresas y una sociedad que asume la maternidad como un proceso del que la sociedad se hace cargo.
En Asia nos llevan la delantera en reconocimiento de salud femenina y trabajo, en Japón existe desde 1947 el “permiso menstrual” otorgando permiso laboral a las mujeres con menstruaciones dolorosas, que se explica por la fuerte creencia de que las mujeres con dolor menstrual tendrán problemas de parto sino descansan durante los días de menstruación, en Corea del sur existe desde 2001 y en Taiwán desde 2014. Aquí la creencia cultural permitió el cambio legal. A pesar de que en occidente no existe esta creencia, la discusión sobre los derechos de la mujer ha llevado a que se inicie una discusión sobre este otro ámbito que diferencia a hombres y mujeres: la licencia por menstruación. En Italia, que es donde más se acercan a concretarlo, esta es una discusión sobre salud femenina y familiar, donde el reconocimiento de las diferencias posibiliten derechos propios de esa diferencia y la mujer consolide su condición de sujeto de derechos reconocidos en la ley.
En Argentina también se discute hoy, especialmente en relación a las mujeres vulnerables, ya que la menstruación también es fuente de desigualdad, tanto por el gasto en higiene, como también como fuente de patologías, cuando esta no cuenta con insumos necesarios. En escocia se acaba de instaurar la entrega de insumos de higiene gratuitos para mujeres de escasos recursos.
Dialogar sobre el tema de fondo es urgente, las mujeres llevan la carga biológica de la reproducción y estamos en una sociedad que no lo acoge y protege, sino que más bien nos castiga y eso debe cambiar.