La agencia de calificación Fitch Ratings dio a conocer este viernes la rebaja de la nota soberana de Chile de A+ a un A, señalando que la perspectiva fue revisada desde “negativa” a “estable”.

Con la determinación comunicada este viernes, Fitch Rating se sumó a lo decidido en julio pasado por Standard & Poor’s , entidad que por primera vez bajó la nota crediticia del país en 25 años.

La decisión fue dada a conocer a través de un comunicado en donde señala que la rebaja de la nota soberana «refleja el prolongado período de debilidad económica y menores precios del cobre, lo que están contribuyendo a un deterioro sostenido del balance soberano«.

El texto también coloca en duda que «el crecimiento se recupere a niveles compatibles con la convergencia de ingresos per cápita con los pares ‘A’«.

«La deuda pública con respecto al PIB sigue estando muy por debajo de la mediana ‘A’, pero ha aumentado considerablemente de los bajos niveles que respaldaron la mejora de Chile a A+ en 2011 y está en vías de convergencia con la mediana A como parte de los ingresos«, señala.

Sobre el rating A y la perspectiva “estable”, la agencia menciona que se debe a «una sólida gobernabilidad y un marco de políticas creíble que ha mantenido la estabilidad macroeconómica«.

A pesar de la rebaja, la agencia sostiene que espera que «se mantenga un marco de políticas ampliamente disciplinado después de las elecciones, que la recuperación del crecimiento y los precios del cobre (aunque a niveles más moderados) y los esfuerzos de consolidación gradual contendrán indicadores de deuda pública que sean un rango compatible con la calificación A«.

Sobre la situación fiscal, Fitch espera que el déficit del gobierno central suba a 2,9% del PIB en 2017 desde el 2,7% en 2016, «menos de lo esperado anteriormente debido a los mayores precios del cobre ya los fuertes ingresos extraordinarios relacionados con la eliminación del FUT«.

Agrega que «en 2018, las finanzas públicas se beneficiarán de un impulso de los ingresos finales de la reforma fiscal (tributaria) de 2014. El Gobierno tiene la intención de asignar la mayor parte de estos nuevos fondos a su compromiso clave de ampliar la financiación de la educación superior, de modo que se necesitaría una restricción significativa en otras áreas para lograr su objetivo de consolidación fiscal (reducción del déficit estructural del 0,25%)«.

En ese sentido, la agencia también espera que el déficit efectivo se mantenga en el 2,9% en 2018, debido a que la “consolidación estructural y la mejora cíclica compensan la ausencia de mayores ingresos«.