La derecha está expectante, ven la victoria de Piñera como un trámite. Su exitismo está basado en la revancha, quieren desmontar los avances sociales logrados de una manera que no se note. Su desafío está en que la ansiedad de su sensación de victoria no les haga aflorar de manera demasiado evidente su espíritu oligárquico favorecedor del gran empresariado y conservadurismo valórico para que la ciudadanía no se dé cuenta. Por ello es un sano ejercicio identificar claramente los puntos que nos diferencian con la derecha.
No es real que la derecha asegura crecimiento económico y redistribución de las riquezas, eso es lo que van a intentar instalar en esta campaña. Ahí está la discusión sobre pensiones, donde la receta derechista es fortalecer las AFP, es decir, concentrar la riqueza y ganancias de los poderosos a costa de todos los chilenos. Las fuerzas progresistas representamos una alternativa a esta lógica. Creemos que el Estado debe jugar un rol para asegurar grados de solidaridad, por ello es importante la administración pública del aumento de cotización a cargo del empleador.
A la derecha le molesta la gratuidad que asegura a todos el acceso a la educación superior, ellos estiman que es un bien de mercado al cual deben acceder los que tienen recursos para pagar, o mejor negocio, endeudar a las familias con la banca para que además del lucro en educación lucre la banca. La defensa de la gratuidad para la educación superior es otra diferencia importante a tener presente en la contienda electoral que viene. Estará en juego la concepción de una sociedad que promueve derechos sociales versus una visión neoliberal que tiende a mercantilizar los bienes públicos.
Los derechos sociales son una forma social y políticamente viable para disminuir la desigualdad y repartir la riqueza que acumulan unos pocos, la derecha sigue ofreciendo al país la receta neoliberal fracasada del chorreo, por la sencilla razón de que siguen siendo los defensores de los grandes intereses económicos. Nada ha cambiado, aunque pretendan hacérnoslo creer.
El aborto en tres causales ha sido el último debate en que la derecha ha desplegado su visión conservadora de la sociedad. Pretenden obligar a las mujeres que han sido violadas o que tienen riesgo vital a mantener su embarazo, socavando su autonomía y libertad para decidir sobre su propio cuerpo, bajo la amenaza de la cárcel.
Sería una tremenda irresponsabilidad que las fuerzas progresistas no enfrentaran unidas a la derecha en segunda vuelta. Compartimos posiciones valóricas, tenemos visiones similares sobre el desarrollo económico y la construcción de una sociedad más justa y democrática. No podemos obviar todo lo que compartimos y nos une para entregarle a la derecha el gobierno producto de nuestras divisiones.