El pre candidato presidencial de la UDI, RN y el PRI, Sebastián Piñera, insistió ante el fiscal Manuel Guerra que ni él ni alguien de su familiar tuvo participación en la decisión de realizar inversiones en la empresa peruana Exalmar, en momentos en que ejercía la primera magistratura del país y en medio de un litigio limítrofe marítimo con Perú.
Así lo deja establecido en su declaración ante el persecutor por la investigación del cuestionado caso Exalmar que publica El Mercurio y deja estipulado a Guerra que «respecto de la adquisición de acciones de la empresa Exalmar, dado que yo no participaba de la gestión, administración e inversiones, ni yo ni ningún miembro de mi familia participó en la decisión de realizar esa inversión, que se efectuó el año 2010, ni tuve conocimiento de la misma. Solo me enteré de esa inversión después de haber dejado la Presidencia de la República, por lo que la información que hoy entrego la conocí después que dejé la Presidencia de la República”.
“La inversión de Exalmar se comenzó a hacer el año 2010, debido a que esa empresa decidió abrirse en bolsa e hizo una oferta de acciones en Chile, liderada por importantes instituciones financieras chilenas y a la cual concurrieron decenas de inversionistas institucionales chilenos. Por lo que he sido informado después que dejé la Presidencia de la República, esa inversión representaba un 0,5% de las inversiones totales de las empresas, y gran parte de esa inversión se hizo después de marzo de 2014, cuando yo había dejado de ser Presidente de Chile. De esa inversión no tuve conocimiento ni participación. Yo me informé de esta inversión con posterioridad a haber dejado la Presidencia de la República y con ocasión de la connotación pública que adquirió en los medios de comunicación y después por la querella que da origen a este caso«, precisa.
Consultado respecto a si conocía el resultado del juicio en La Haya, Piñera dijo que «quisiera resaltar que el año 2010, cuando se hizo esta inversión, ni yo ni ninguna persona podía tener conocimiento alguno del fallo que se daría a conocer el año 2014 por la Corte Internacional de Justicia de La Haya, casi cuatro años después de los hechos mencionados. En esa época la demanda peruana ante La Haya estaba todavía en la etapa escrita. De hecho, la contramemoria chilena, que fue la respuesta a la memoria peruana, se entregó en La Haya en el mes de marzo del año 2010, antes de que yo asumiera la Presidencia de la República y fue preparada y fue responsabilidad del Gobierno anterior, presidido por la Presidenta Michelle Bachelet”.
En ese sentido, expresó que “después de la etapa escrita vino un largo periodo de análisis por parte de la Corte de La Haya y luego un periodo de alegatos orales por parte de Perú y Chile. Luego de un largo periodo de deliberación por parte de la Corte, vino el fallo de la Corte, el cual no era conocido ni por mi persona ni por nadie que formaba parte de la defensa chilena, hasta cuando se dio a conocer públicamente en forma simultánea a los agentes chilenos y peruanos que estaban en La Haya y a todo el público que seguía por televisión la lectura del fallo, que se realizó en enero de 2014”.
“Yo recuerdo que el día de la lectura del fallo yo me encontraba en el Palacio de La Moneda junto al ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, y muchos otros personeros de gobierno y parlamentarios y también con mi mujer Cecilia Morel y mi hija Magdalena Piñera, que trabajaban en La Moneda. Mi mujer Cecilia como primera dama y a cargo de la división Sociocultural de La Moneda y mi hija Magdalena que participaba en el proyecto Legado Bicentenario. Ambas lo hacían ad honorem, sin remuneración alguna. Recuerdo que en esa ocasión presenciamos por televisión la lectura del fallo de la Corte de La Haya, lo cual ocurrió casi 4 años después de la mencionada inversión en Exalmar”, añade.
Y luego ataca al diputado comunista Hugo Gutiérrez por la querella que presentó en su contra, indicando que “en consecuencia, estoy convencido que la querella presentada por el diputado Gutiérrez no tiene ningún fundamento, está reñida totalmente con la verdad y solo obedece a un propósito político de intentar debilitar lo que entonces era una posible o eventual candidatura presidencial de mi parte”.
“En Chile existe una larga y valiosa tradición que los temas de relaciones internacionales, y particularmente cuando se trata de temas que pueden afectar la soberanía, el territorio o el mar de nuestro país, se traten como temas de Estado, más allá de las legítimas diferencias de la contingencia política. Por esta razón, la Presidenta Bachelet me informó en mi calidad de Presidente electo del contenido básico y fundamental de la contramemoria que su gobierno presentó el día 9 de marzo, dos días antes de que yo asumiera la Presidencia, y honrando esa larga y valiosa tradición, yo decidí mantener el equipo que llevaba la defensa de Chile, que encabezaba el agente Alberto van Klaveren y constituido por los embajadores Juan Martabit y María Teresa Infante, como una forma de darle continuidad y eficacia a la defensa de Chile. (…) Obviamente, como Presidente de Chile y a cargo de las relaciones internacionales, el tema del juicio de La Haya me interesaba, me preocupaba y me ocupaba. Por eso fue que en varias ocasiones tuve reuniones con el ministro Alfredo Moreno y con los agentes de Chile a fin de informarme acerca de los avances de la defensa de los intereses de Chile ante la Corte Internacional de La Haya. Incluso, recuerdo que en 2 giras internacionales, una vez en Londres y otra en Madrid, me reuní en conjunto con el ministro Moreno y el agente Van Klaveren con algunos de los miembros del equipo legal que defendía la posición chilena. Se trató de reuniones de carácter general y de público conocimiento, puesto que la prensa que acompañaba las giras del Presidente conocían mi agenda y, por ende, conocieron de estas reuniones”, expone en su declaración.
Y agrega: “Además, yo no recibía los informes que en forma permanente tanto los abogados como los agentes preparaban, sino que me informaba de la marcha y avance de la causa chilena por lo que me informaban en reuniones el ministro de Relaciones Exteriores y el agente Van Klaveren. Adicionalmente, en ninguna de esas reuniones se analizó ni se visualizó la decisión que finalmente tomó la Corte de La Haya, que estimo sorprendió a todas las partes«.
En cuanto a la participación en la adquisición de acciones en el proyecto Dominga, Piñera precisa que “respecto de Dominga, puedo informar lo siguiente. Primero, como ya he dicho anteriormente, desde que dejé la gestión y administración de las empresas el año 2009, nunca más tuve participación alguna en las decisiones de inversión de esas empresas. Con posterioridad a dejar la Presidencia de la República, me he informado que el año 2009, a través de una sociedad denominada Minera Activa en que participaba mi familia a través de un fondo de inversión, se desarrollaron un conjunto de proyectos de exploración minera, los cuales eran gestionados por un equipo de profesionales independientes y en los cuales participaban como inversionistas más de 30 otros agentes económicos chilenos. La empresa Minera Activa inició una serie de exploraciones mineras, una de las cuales corresponde al proyecto Dominga. Cuando el grupo de profesionales, que administraba las inversiones de las empresas familiares distintas a aquellas de los fideicomisos ciegos, tuvo conocimiento de las dimensiones y magnitud del proyecto Dominga, tomó la decisión de vender esa participación, hecho que ocurrió el año 2010. Y, por tanto, antes que el proyecto Dominga hiciera algún trámite administrativo relacionado con la evaluación ambiental del proyecto, el fondo de inversión relacionado con mi familia ya no participaba en la propiedad de dicho proyecto”.
“Según me ha informado el equipo de profesionales a cargo de dicha inversión, la decisión de vender se tomó justamente para evitar cualquier conflicto de interés entre el desarrollo de ese proyecto y las necesarias tramitaciones y permisos administrativos con el ejercicio de mi cargo como Presidente de la República. Por otra parte, quiero afirmar que la única relación que existe entre el proyecto Dominga, que es un proyecto minero, y el proyecto Barrancones, que era un proyecto de una central termoeléctrica a carbón, es que ambos estaban localizados en la Región de Coquimbo, por lo que en mi calidad de Presidente nunca realicé gestión alguna que tuviera relación con el proyecto Dominga. Por el origen de mi familia paterna que es de La Serena, yo conocí desde muy niño el santuario de la naturaleza constituido por Punta Choros e Isla Damas, que representa uno de los santuarios con mayor riqueza y diversidad de fauna del mundo. En consecuencia, siempre pensé que era necesario y conveniente proteger ese santuario«, sostiene.
“Por la razón antes indicada, siendo candidato a la Presidencia y en una visita a ese santuario, declaré al periodista de TVN Amaro Gómez-Pablos que creía muy necesario y conveniente proteger y conservar ese santuario. Posteriormente, ya siendo Presidente, la Comisión Ambiental de la Región de Coquimbo aprobó una etapa del proyecto Barrancones, la cual no era definitiva, puesto que aún faltaban otras instancias y la aprobación del puerto que ese proyecto requería. En ese momento se generaron grandes manifestaciones, no solo en Chile sino que también en el extranjero, grandes manifestaciones en las calles y a través de las redes sociales, lideradas por importantes líderes de opinión pública, ONG, artistas, intelectuales y políticos”, señala.
“Fue en ese instante que a través de una tercera persona que tenía relaciones y contactos con la empresa Suez Energy, le planteé a dicha empresa la sugerencia de relocalizar el proyecto en una zona menos sensible desde el punto de vista ambiental y ecológico. La respuesta de la empresa fue positiva y a través de una declaración pública plantearon su decisión de buscar una nueva localización para el proyecto. Quiero dejar meridianamente claro que esta fue una sugerencia, ya que se les planteó que estaban en su derecho de seguir adelante con el proceso de tramitación ambiental, pero que creía que no era lo más conveniente ni para la empresa ni para Chile”, arguye.
Y concluye que “de hecho, poco tiempo después, Suez declaró su intención de prescindir absolutamente de su intención de construir plantas termoeléctricas a carbón a nivel mundial y concentrarse en fuentes de energía más limpias y renovables”.