El propósito esencial de nuestra Defensa Nacional es asegurar nuestra soberanía y las fronteras. No hay duda que ese es su rol fundamental, pero en este siglo XXI no es el único, ni es excluyente de otras tareas.
El propósito de este ministerio ha sido fortalecer las capacidades operativas y de disuasión de nuestras Fuerzas Armadas, trabajo que no ha sido fácil conforme a las condiciones actuales de nuestro país.
La sociedad ha cambiado y tiene miradas críticas respecto al rol y accionar de la Defensa y al uso de los recursos. La pregunta que se hacen algunos es: ¿Para qué gastamos recursos en armas cuando hay otras necesidades más urgentes? Esta forma de pensar es comprensible, porque hoy nuestras capacidades nos permiten asegurar la paz y tranquilidad del país. Sin embargo, está claro que esa seguridad no basta y, es por ello, que realizamos diversos esfuerzos en acciones que nos permiten conectar a nuestro sector con la sociedad, potenciando las tareas que son distintas a la guerra, entre ellas y muy importante, la capacidad Polivalente de nuestras Fuerzas Armadas.
En esta línea, la Defensa Nacional construye una mirada común sobre seguridad y protección interna desde una colaboración sistémica y se sitúa dentro de ella con precisión.
El cambio climático y el calentamiento global son nuevos desafíos que debemos enfrentar, asimismo, las condiciones naturales de nuestro territorio nos obligan a reaccionar ante emergencias y catástrofes de manera recurrente.
Un claro ejemplo es la labor de las FF.AA. en el combate a los incendios forestales en varias regiones del país. Se pudo constatar en terreno nuestras capacidades, la interacción con la comunidad y cómo la presencia de nuestros hombres y mujeres dio seguridad y tranquilidad en momentos difíciles.
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Esta catástrofe significó experiencias nuevas en materia de liderazgo operativo, relación con autoridades locales y comunidad e integración de maquinarias y equipos en la lógica de un despliegue múltiple. La capacidad de respuesta se ha incrementado exponencialmente con estas experiencias de alta complejidad, reconocida por todos los chilenos.
Las potencialidades de las Instituciones y su acción en escenarios distintos a la guerra permite que otras áreas de la Defensa Nacional puedan trabajar en la misma línea, con ello, incrementar sus propias capacidades y fortalecer su relación con otros organismos del Estado.
Son innumerables las acciones que dan testimonio de una nueva relación de la Defensa Nacional con la sociedad. Los operativos sociales y de salud que realizan las FF.AA. permiten solucionar problemas concretos de la población, así como la tarea del Cuerpo Militar del Trabajo (CMT) conectando al país, termina con fronteras naturales. Esto posibilita que habitantes de zonas aisladas puedan trasladar sus productos, así como permite al turismo nacional o extranjero acceder y disfrutar de nuestras bellezas naturales. En suma, se mejora la calidad de vida de la comunidad con la acción directa del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
Bajo esta mirada está la decisión política de que nuestras Fuerzas Armadas desarrollen presencia efectiva soberana en lugares aislados, reafirmando nuestro territorio.
El desarrollo de fuerzas modernas y eficientes no son un costo, sino una inversión país, tanto en la ejecución de sus tareas propiamente militares, como cuando ejercen roles distintos. Esta es una mirada moderna e integradora al servicio de la nación en tiempos de conflicto, como en tiempos de paz.