A propósito de una aparición en los premios GLAAD de la ubicua Paris Jackson (imagen de Chanel, nueva protegida de Carine Roitfeld y reciente portada de Rolling Stone). La hija de Michael Jackson, vestida de fiesta, dejaba al aire una axilas sin depilar. Cuestión noticiable, a tenor de las búsquedas de Google, ya que aparecen unas 5.390 noticias digitales al respecto. “No me di cuenta de que la gente iba a estar tan molesta por el pelo de mi axila”, ha declarado la propia Jackson en un Instagram Stories. El año 2017 debería darle la razón, pero la viralidad y el ansia de clickbait de muchas publicaciones parece disentir con su percepción inicial.
Madonna hizo lo propio hace 37 meses con una foto en su Instagram, las axilas peludas teñidas se viralizaron por la misma época entre las revistas femeninas. La moda recogió entonces el testigo de los nuevos tiempos y normalizó el pelo en 2015 bajo el brazo en distintas editoriales. Filles à Papa, una marca belga transgresora, colocó a Arvida Byström con axilas peludas en una campaña de bañadores. El ciclo debería haberse cerrado ese mismo año cuando otra marca, esta vez bastante alejada del marketing de la ‘provocación en campañas virales, películas, series y anuncios de moda.