La renuncia de Ricardo Lagos a la carrera por alcanzar la presidencia desencadenó una serie de hechos en la agenda política nacional. Los primeros en reaccionar fueron sus viudos, quienes no tardaron en recordar lo bueno que había sido el difunto y todas las cualidades que se le atribuyen, la más recordada siempre: “Era un hombre de Estado”.
Pero luego de ello, la Democracia Cristiana no quiso dejar pasar el momento y la nueva coyuntura para establecer, que en el nuevo contexto, ellos veían muy probable que la carta presidencial demócratacristiana llegara hasta la primera vuelta y no se presentara a las primarias de la Nueva Mayoría. La candidata Carolina Goic, lo expresó así: “Entre dos candidatos, y un candidato donde esta la mayor parte de los partidos, la primaria en la lógica de una coalición se limita”.
Es necesario recordar(les), que no es primera vez que la decé esta en una situación así. El año 2005 Soledad Alvear competía contra la candidata Michelle Bachelet, quien representaba al PS, el PRSD y el PPD, sin embargo, ella misma termina bajando su candidatura “por el bien de la Concertación y del país, a fin de fortalecer la candidatura de Michelle Bachelet”. Las condiciones en que Alvear tomó esta decisión son, sin duda, distintas a las que enfrenta Goic hoy.
Mientras Alvear contaba con un 78% de evaluación positiva en la encuesta CEP (Diciembre, 2004), Goic tiene un escaso 28% (sobre un pobre 48% de conocimiento) en la misma encuesta (Diciembre 2016) y ante la pregunta sobre quién le gustaría que fuera presidente (a), Alvear aparecía con un 11%, mientras Goic no aparece. Soledad Alvear contaba en su CV con ser la primera Ministra en la historia del SERNAM, desarrollar la reforma procesal penal como Ministra de Justicia y haber sido Ministra de Relaciones Exteriores, todo a lo largo de tres gobiernos distintos. Carolina Goic, por su parte ha sido diputada dos períodos y desarrolla su primero como senadora.
¿Por qué la Democracia Cristiana quiere tirar el mantel cuando tiene menos posibilidades de hacerlo?
La Democracia Cristiana esta incómoda, es evidente. No es que la política haya cambiado, ni siquiera han cambiado mucho los políticos mencionados en la encuesta CEP del 2004 y los del 2016. Son las demandas que han cambiado de tono, las respuestas que se esperan desde la política no están escritas en una clave, ni utilizan un lenguaje que la decé este acostumbrada a usar, ni les gusta ni les es propio. El Estado como garante de derechos sociales, la exclusión del mercado en la educación y las pensiones son temas con los que DERECHAMENTE no están de acuerdo, no creen en ello. Apoyaron un programa que lo ofrecía para poder ser parte del gobierno que con certeza ganaría nuevamente Bachelet, pero no lo apoyaron en el Congreso, lo boicotearon sistemáticamente y ahora que la certeza de un nuevo gobierno no existe se descubren.
Por otro lado, sus compañeros de coalición parecen despertar del letargo “transicionista”. Con el Partido Comunista como nuevo aliado es indudable el “giro a la Izquierda” que pretendía dar la Nueva Mayoría, lo cuestionable es cuánto realmente giró. Lo importante es que empiezan lentamente a utilizar un lenguaje olvidado durante dos décadas. Vuelve a aparecer la palabra Estado, durante tanto tiempo solo utilizada para relacionarla con el Leviatán. Derechos sociales se instala como una demanda que el mercado no puede resolver y es la política y los políticos, sobre todo de la decé, los que se ven a sí mismo en un lugar del clivaje político que no les corresponde.
En ese año 2005, otro de los argumentos esgrimidos para la bajada de Soledad Alvear, era lograr el acuerdo parlamentario que garantizara una ganancia política importante para la falange. En la actualidad, Ernesto Velasco (PRSD) ya advirtió que si algún partido “optara por ir a primera vuelta yo creo que se acaba como hoy día entendemos política y orgánicamente la centroizquierda».
La encrucijada es grande, pues si la decé decide ir a primera vuelta parece estar escrito el destino de la Nueva Mayoría. Se agrava la situación pensando que si Goic no accede a las primarias el triunfo de Guillier es improbable, y sin el poder para repartir la unidad se vuelve más compleja.
Es curioso que la Democracia Cristiana exija tanto en su posición. Sin duda la política no se hace mirando las encuestas, pero la correlación de fuerzas es importante a la hora de nogociar, por ejemplo la lista parlamentaria. Es difícil tratar de adivinar hacia donde piensa moverse la decé en caso de separarse de la Nueva Mayoría, su discurso (no su historia política) no se corresponde con el de la derecha tradicional y una alianza con movimientos y partidos pequeños como Evópoli no le garantizan la mantención de la cuota de poder que aspira mantener.
Las conversaciones serán más difíciles de ahora en adelante, pues como vemos, ya ni siquiera hablan el mismo idioma.