La 1ª vez que Michael se percató de lo abarrotados que van los metros en Tokyo fue en 1995 tras los ataques con gas sarín. Después de eso pasó años yendo al metro con su cámara para retratar a las personas atrapadas en la pesadilla claustrofóbica que era su viaje diario a trabajar.
El resultado es una serie de fotografías tituladas «Tokyo Compression,» y Michael utilizó palabras muy duras para describirlas: «Estas personas son comprimidas contra paredes y puertas mientras entra más y más gente,» dijo a la CNN. «Viven como sardinas, es horrendo. Esta no es una forma digna de vivir. Es como un viaje al infierno.»