«La Fuerza Armada Nacional Bolivariana preserva su unidad monolítica, granítica, y ratifica su lealtad incondicional al señor Presidente», dijo el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, en un acto militar encabezado por Nicolás Maduro en las afueras del Palacio presidencial de Miraflores.
Ataviado con una gorra militar, Maduro agradeció el apoyo de la cúpula castrense: «Amor con amor se paga, lealtad con lealtad se paga», respondió, ante miles de milicianos que fueron homenajeados este lunes, reporta un cable de AFP.
«No es tiempo de traidores, no es tiempo de traición, no es tiempo de vacilantes; que cada quien se defina: si estamos con la patria o en contra de ella», advirtió Maduro, al referirse a la creciente tensión que vive el país, entre protestas opositoras, desde hace dos semanas.
En su discurso, el general Padrino López describió a Maduro como un «presidente auténticamente chavista que la Fuerza Armada admira profundamente» y a ésta como «radicalmente antiimperialista» y seguidora del líder socialista Hugo Chávez, fallecido en 2013.
La noche del domingo, el mandatario ordenó a los militares desfilar y salir a las calles este lunes para reafirmar la «unión cívico-militar» con que gobierna Venezuela y rendir honores a la milicia, creada hace siete años por Chávez.
Las demostraciones de fuerza del gobierno ocurren en vísperas de la marcha que realizarán sus adversarios el miércoles, cuando se conmemora el primer grito independentista venezolano, para exigir elecciones y respeto a la autonomía del Parlamento, único de los poderes públicos controlado por la oposición.
Para la oposición, una salida del chavismo del poder es la única forma de resolver la grave crisis política y económica del país petrolero, pero Maduro descarta un adelanto de las presidenciales, pautadas para diciembre de 2018.
La oposición promete que el miércoles será «la mamá de las marchas», pero el oficialismo también asegura que ese día colmará las calles de Caracas.
La ola de protestas, que deja cinco muertos, decenas de heridas y más de un centenar de detenidos, estalló el 1 de abril luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se adjudicara las funciones del Parlamento y levantara la inmunidad de los diputados.
Aunque los fallos fueron anulados parcialmente tras fuerte presión internacional, la oposición se revitalizó y no cede en las protestas, que el presidente asegura promueven un «golpe de Estado».