La reina Isabel II está de celebración. Y no solo porque cumple 91 años, sino porque ya lleva 65 de ellos sentada en el trono, lo que la convierte en la monarca que más tiempo ha reinado en Inglaterra, y probablemente la que más tiempo lo hará. Pensemos que cuando se habla de récords, la nueva marca siempre supera a la anterior en cantidades ínfimas como segundos, centímetros o gramos. Isabel II nunca se conformaría con una marca tan vulgar.
Ella ya ha superado en dos años a la anterior reina más longeva del Imperio Británico, Victoria, que permaneció en el cargo 63 años y 216 días. Desde luego, a su hijo Carlos se lo está poniendo cada día más complicado. Pero como decíamos, hoy es día de celebración y no de pensar en sucesiones, y así nos lo han recordado desde todas las redes oficiales relacionadas con la corona, que desde primera hora de la mañana han estado compartiendo fotografías íntimas que recuerdan el legado de la matriarca.
Un discurso retransmitido desde Sudáfrica, país en el que se encontraba de viaje oficial junto a sus padres y en el que se comprometió por primera vez en público a dedicar toda su vida al servicio de su pueblo, que siete décadas después han recuperado para que comprobemos que cumplió lo prometido. Aquí se los dejamos completo y traducido:
“En mi 21 cumpleaños, agradezco la oportunidad de hablar a todos los habitantes de la Commonwealth británica y del Imperio, donde quiera que vivan, cualquiera que sea su raza y sin importar la lengua que hablen.
Permitidme empezar diciendo gracias a las miles de amables personas que me han mandado sus buenos deseos. Hoy es un día feliz para mí, pero también uno que me ha obligado a reflexionar en serio y a pensar en la vida que se avecina y en los retos que deberé superar.
Pero al mismo tiempo es de mucha ayuda saber que hay multitud de amigos alrededor del mundo que están pensando e mí y que me desean lo mejor . Estoy muy agradecida y profundamente emocionada.
Mientras hoy os hablo desde Ciudad del Cabo estoy a 6.000 millas del país donde nací. Pero desde luego no estoy a 6.000 millas de mi hogar. Todos los lugares que he visitado en este viaje a través de Sudáfrica y Rodesia junto a mis padres y a mi hermana he recibido mucho cariño de sus gentes, por eso me siento aquí como si llevara viviendo junto a vosotros toda mi vida.
Ese es el principal privilegio de pertenecer a la commonwealth, que siempre hay hogares listos para darnos la bienvenida en todos los continentes de la tierra. Antes de que envejezca más, espero visitar todos ellos.
Aunque no hay uno solo de los súbditos de mi padre que no desee saludar, hoy estoy especialmente pensando en todos esos hombres y mujeres jóvenes que nacieron a la vez que yo y que también han tenido que crecer en los terribles pero gloriosos años de la Segunda Guerra Mundial.
¿Me permiten ustedes los jóvenes que viven en las naciones que componen esta familia británica, dirigirme a vosotros como vuestra representante? Ahora que entramos en la madurez estoy convencida de que para todos es un gran honor pensar que nos toca quitar el peso de los hombros de nuestros mayores que han luchado y trabajado y sufrido para protegernos en nuestra infancia.
No debemos dejar que nos intimiden los problemas que la guerra ha dejado en nuestra unión de países. Sabemos que ese es el precio que alegremente debemos pagar por haber tenido el inmenso honor de permanecer solos durante siete años defendiendo la libertad del mundo. Como dijo Rupert Brooke: “Ahora Dios, agradezcamos a quien nos ha puesto en su hora”.
Estoy segura de que pronto veran todas estas dificultades con la luz con la que yo las veo, como la gran oportunidad para todos que son. Muchos de vosotros habréis leído en los libros de historia las orgullosas palabras de William Pitt sobre cómo Inglaterra se había salvado gracias a sus propios esfuerzos y cómo iba salvar con ellos también a Europa. Pero en estos tiempos quizás sea más correcto que digamos que el Imperio Británico ha salvado al mundo primero, y que una vez ganada la batalla, ahora nos toca salvarnos a nosotros.
Creo que eso es en realidad lo que se hizo en los días de Pitt, y que por eso nosotros, que hemos crecido en todos estos años de peligro y gloria, ver cómo cumplimos la promesa en todos los años de paz que espero tengamos por delante.
Si todos miramos adelante con fe, con coraje y con el corazón firme, quizás consigamos que esta anciana commonwealth que tanto amamos se convierte en algo más grande, libre, próspero, feliz y poderoso capaz de inspirar al mundo.
Para conseguirlo tendremos que dar nada más y nada menos que todo de nosotros. Hay una motivación que ha movido a todos mis ancestros. Una motivación muy noble: “Servir”. Esas palabras fueron la inspiración para mis antepasados en el trono cuando llegaron allí. Pero yo no puedo conformarme con eso.
Gracias a los avances de la ciencia podré hacer todo lo que a ellos les fue imposible. Puedo jurar mi solemnte intención de dedicarme en vida a vosotros con todo el Imperio británico escuchándome. Así eso es lo que voy a hacer ahora mismo. Así de simple.
Declaro ante todos vosotros que toda mi vida, independientemente de lo larga o corta que sea, la dedicaré a serviros y a servir a la gran familia imperial a la que todos pertenecemos. Pero no tendré la fuerza para llevar a cabo esta responsabilidad al menos que estéis conmigo. Y eso es lo que os invito a hacer ahora. Sé que vuestro apoyo no me lo daréis en vano. Que Dios me ayude a cumplir mi promesa, y que Dios os bendiga a todos los que la compartiréis conmigo”.
Fuente: Vanity Fair