Este viernes, por la tarde, un grupo de senadores oficialistas de Paraguay aprobó hoy la reelección presidencial en una reunión a puertas cerradas en una oficina, (algo así como la «cocina» tan usada en chile), lo que desató acusaciones de quiebre institucional por parte de legisladores opositores y protestas frente al Parlamento que fueron dispersadas por policías antidisturbios, pero que han ido escalando durante esta noche,
La historia parte cuando fue convocada -por sorpresa- una reunión en que participaron 25 senadores entre oficialistas y aliados al gobierno que dieron el visto bueno a la propuesta mientras la policía rodeaba el palacio legislativo, informó la agencia de noticias Reuters.
La iniciativa debía lograr apoyo de, al menos, 23 de los 45 miembros de la Cámara alta, que ha estado muy dividida sobre el tema.
El proyecto, que se descuenta será aprobado en la Cámara de Diputados, da vía libre al presidente Horacio Cartes y al ex mandatario izquierdista Fernando Lugo para postularse por otro período de cinco años.
«Esto es un atraco», dijo el presidente del Congreso, el opositor Robert Acevedo, que denunció que no se respetaron los procedimientos ni los protocolos legislativos para aprobar la iniciativa.
Una propuesta similar había sido rechazada por el Congreso en agosto, y hasta hace unos días las normas decían que el tema no podía volverse a tratar hasta que pasara un año.
Pero los legisladores oficialistas lograron modificar esta semana el reglamento y sus rivales los denunciaron ante la Corte Suprema.
«Acá se hizo todo dentro del marco constitucional y legal. El reglamento fue modificado (…) se hizo un proyecto de enmienda ajustado a la Constitución», dijo por su parte el senador Carlos Filizzola, de la coalición de izquierda Frente Guasú, que apoya la candidatura de Lugo.
Al conocerse la noticias unas 3.000 personas salieron a protestar, entre ellos senadores y diputados de varios partidos, que marcharon por las calles de Asunción para protestar contra la enmienda constitucional.
Al llegar al Congreso, un grupo comenzó a lanzar piedras contra el Parlamento, pero fueron dispersados por carros lanzaagua y por policías antidisturbios.
Imágenes de televisión mostraron a varios hombres ensangrentados y a otros rompiendo los vidrios de un vehículo policial, mientras una ambulancia llevaba a algunos heridos.
«Se consuma el golpe. Vamos a resistir e invitamos a la gente a que resista con nosotros», dijo la senadora opositora Desiree Masi.