Este miércoles, luego de nueve meses después del referéndum que aprobó el «brexit» (salida del Reino Unido de la Unión Europea), la primera ministra británica, Theresa May, comunicará hoy oficialmente la intención de su país de abandonar el bloque.
Con ello quedará el camino libre para el inicio de unas negociaciones que podrían prolongarse hasta dos años, con lo que el Reino Unido podría quedar definitivamente fuera del a UE en marzo de 2019.
May dará un discurso sobre las 11:30 GMT ante el Parlamento británico, que el 14 de marzo aprobó la ley sobre el «brexit» y le dio luz verde para implementar el deseo de los británicos de abandonar la UE. Prácticamente al mismo tiempo, el embajador británico Tim Barrow presentará en Bruselas la petición de salida según el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea.
Los otros 27 países emitirán una declaración conjunta al respecto, pero no definirán su posición negociadora hasta la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno del 29 de abril. Sobre esa base, la Comisión Europea propondrá el inicio de las negociaciones y un mandato que tendrá que ser confirmado por el Consejo.
Todavía no se sabe si May detallará sus objetivos en las negociaciones o si se posicionará sobre las especulaciones respecto a lo que podría costarle al Reino Unido salir de la UE. Tampoco está claro si May se pronunciará sobre el calendario de las negociaciones. La UE quiere solucionar primero la salida del Reino Unido, pero los británicos quieren negociar cuanto antes un amplio tratado de libre comercio, aunque hay dudas de que sus aspiraciones sean realistas.
Una salida “dura”
May ya dejó claro que el Reino Unido abandonará la unión aduanera y el mercado común europeo, por lo que los ciudadanos de países de la UE ya no podrán trabajar y establecerse libremente en el Reino Unido. Un tema prioritario para ambas partes es conseguir rápidamente un acuerdo sobre los ciudadanos de la UE que ya viven en el Reino Unido y los británicos que están establecidos en otros países del bloque.
El «brexit» también reabre otros frentes al Gobierno británico, como las aspiraciones independentistas de Escocia. Los escoceses votaron en 2014 en contra de abandonar el Reino Unido, entre otras cosas para evitar quedarse fuera de la UE.
Ahora, al borde de quedar fuera del grupo europeo, la ministra principal escocesa quiere convocar un nuevo referéndum. También afectará a la situación de Irlanda del Norte, actualmente sumida en una crisis de Gobierno. Tras el «brexit» será necesario establecer una nueva frontera con la República de Irlanda, lo que podría dificultar el comercio. Además, el establecimiento de una frontera con controles posiblemente no gustará a muchos norirlandeses traumatizados por el conflicto.