Estamos a pocas horas del proceso interno del partido Socialista de Chile. Este domingo 26 de marzo, elegiremos al nuevo Comité central, que a su vez, elegirá la Comisión Política y la Mesa Ejecutiva para el próximo periodo.
Se trata de un periodo, el que se avecina, particularmente complejo. El socialismo ha perdido su condición de eje articulador del entendimiento del centro y la izquierda, desde su condición de partido de la izquierda y debe recuperar ambas condiciones, como un requisito político insoslayable.
No tiene sentido entrar en un proceso de crítica y auto crítica en esta nota. Ya habrá tiempo para aquello, y será necesario hacerlo.
¿Pero qué nos pasó?
De ser el partido que eligió a la Presidenta Bachelet, que eligió a la Presidenta del Senado, que tuvo un espectacular resultado parlamentario, con una bancada no sólo numerosa sino que con una mayor presencia de mujeres, con ambas mayorías nacionales, en Diputados y Senadores. Fuimos el partido con mayor adhesión ciudadana de los partidos tradicionales, el partido más transparente en el manejo de los recursos y que articuló la Nueva mayoría durante 14 meses, reconocidos como un primus inter pares por los otros partidos de la coalición.
Un partido que tenía y tiene importantes figuras que ponen a disposición de la ciudadanía en la carrera presidencial y que como se constata no ha tenido la capacidad de instalar una de ellas para que nos represente en esta tarea, mientras la derecha ya tiene virtualmente resuelta dicha propuesta. Y otros partidos amigos también lo han hecho.
No ha existido un propósito común consensuado para enfrentar este desafío, y por ello la acción y directrices desarrolladas aparecen confusas e intrascendentes.
Nuestros aliados de coalición están sorprendidos y lo expresan, por la ausencia de una línea conductora que exprese una vocación de poder del socialismo chileno, que siempre lo ha caracterizado y distinguido.
Debemos asumir el rol que se nos exige. Se lo debemos a Salvador Allende, a Michelle Bachelet, a nuestra historia.
Es una tarea que nos convoca a todos, sin excepción y debemos colaborar para ello.Es mi propósito. Por eso soy candidato a la Dirección Nacional del Partido. Porque quiero colaborar para que el PS recuperar su sitial. Este Partido Socialista No sólo es Posible, sino que imprescindible.