A partir del 1 de febrero del presente año, la ex ministra de Justicia Javiera Blanco ejerce como Consejera del Consejo de Defensa del Estado (CDE). Esto, luego que la Presidenta Michelle Bachelet la designara hoy en ese cargo.
La abogada, titulada de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Chile, fue duramente cuestionada cuando se desempeñaba como secretaria de Estado.
Específicamente, cuando ejercía como ministra de Justicia.
Blanco tuvo que enfrentar duras críticas por la crisis en Gendarmería, por los casos de las abultadas pensiones de funcionarios no uniformados, y por la crisis en el Sename, luego que se destaparan una serie de muertes de niños y adolescentes en los centros dependientes organismo.
Además tuvo que hacer frente a una extensa paralización de funcionarios del Registro Civil.
A eso se suman, los errores del padrón electoral y el posterior retiro del Congreso de la ley corta que fue enviada al Congreso para zanjar el problema.
Fue entonces, que Javiera Blanco fue interpelada.
Luego de aquello, la mandataria determinó realizar un cambio de gabinete. La Presidenta Bachelet leyó una declaración pública en la que dijo que por “razones personales y políticas” le aceptaba la renuncia a Blanco, Pacheco y al ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, y en su lugar designó, respectivamente, a Jaime Campos, Andrés Rebolledo y Nivia Palma.
A juicio de el timonel de la UDI Hernán Larraín, Bachelet terminó ofreciendo a Blanco como «sacrificio» con el objetivo de descomprimir la olla a presión, que estaba a punto de estallar tras el escándalo del casi medio millón de electores que fue cambiado de domicilio electoral mayoritariamente en forma arbitraria.
Se dijo que la ministra no dimitió y que más parecía ser «una encerrona», Blanco comunicaba pocas horas antes que contaba con la confianza de la Presidenta Bachelet y que se quedaría hasta marzo del 2018. Periodistas que se encontraban aquella ceremonia en el Montt-Varas, la vieron con los ojos vidriosos, casi a punto de llorar.
Es por eso, que su nombramiento como Consejera del CDE es interpretado como una «vuelta de mano» por parte de su amiga Presidenta. Una recompensa. Tarda, pero llega.
