Tener un facialista en Hollywood es poco menos que tener un médico de cabecera. Las intervenciones quirúrgicas y el botox están a la orden del día y, por desgracia, no es difícil adivinar qué actores o actrices han pasado por el quirófano o se han excedido con las inyecciones de toxina botulínica. Renée Zellweger, Nicole Kidman, Meg Ryan o Ben Affleck, por citar solo unos pocos, son algunos ejemplos bastante sonados de estos excesos.
Ahora bien, hay una generación de actrices –de más de 45 años– que parece no envejecer al mismo ritmo que el resto de sus compañeras y cuyo rostro se resiste a delatar cualquier tipo de retoque estético. Hablamos de Julianne Moore (56), Naomi Watts (48) o Rachel Weisz (46). La pregunta es sencilla: ¿cuál es su secreto anti-edad? La respuesta también lo es: las tres comparten facialista. Y no, no es lo mismo que compartir cirujano plástico.
Su nombre es Joanna Vargas, tiene dos salones –uno en Nueva York y otro en Los Angeles– y su clientela VIP busca intervenciones no invasivas –según ella, la actriz pelirroja jamás se sometería a otra cosa– así como una aproximación a la belleza basada en la tecnología más avanzada. La clave de su éxito reside en la customización de protocolos y en la combinación personalizada de técnicas para cada una de sus clientas.
En una extensa entrevista a la revista W Magazine, la facialista confiesa su secreto más preciado: la radiofrecuencia. Aunque se trata de una tecnología que lleva usándose desde hace tiempo, tal y como ella misma explica, su máquina es capaz de incrementar la formación de colágeno en un 20%. Y no hablamos únicamente del rostro: de cara a la época de alfombras rojas, Joanna también la aplica en la parte delantera y trasera de los brazos e, incluso, en la zona del escote.
Pero no es la única intervención no invasiva que utiliza. La experta, que insiste en que la belleza no es solo cuestión de ADN sino resultado del estilo de vida, también recomienda la terapia con luz LED para reducir la inflamación –precursora del envejecimiento– así como el micro-needling, una forma de inducción de colágeno a base de microagujas –no confundir con dermarolling, una técnica similar que se hace mediante el uso de un rodillo y que ella insiste en que no recomienda–.
Más allá de sus tratamientos ganadores en los que el factor económico es bastante importante, la entrevista contiene consejos súper valiosos al alcance de todos los mortales. Entre ellos, el truco más viejo de todos los tiempos: la protección solar. «Para cualquiera que piense que la crema solar no es tan importante, Julianne (Moore) te contará que es su mayor secreto de belleza», desvela Joanna, que también insiste en la relevancia de otro método ‘old school’ como es la realización de una exfoliación en seco todos los días.
Las mascarillas faciales –algunas de sus clientas, incluso, duermen con ellas–, desmaquillarse antes de acostarse, los aceites para el rostro con jojoba, una dieta a base de vegetales verdes y las inyecciones de vitaminas, además de la acupuntura, son otras de sus grandes recomendaciones para retrasar el envejecimiento. ¿Un último apunte? Para Vargas, el mayor error anti-aging es abusar del retinol pasados los 30. «Tu piel se afina con la edad. ¿Por qué afinarla aún más usando demasiado retinol o ácido glicólico? No tiene sentido», sentencia.
Fuente: Vogue