viernes, noviembre 22, 2024

Peña coloca el populismo de Trump al mismo nivel que Guillier y advierte que “es peligroso para la democracia”

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El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, colocó el populismo que aplica el actual Presidente de Estados Unidos, Donald Trump al mismo nivel del candidato del Partido Radical, senador Alejandro Guillier, advirtiendo que el estilo de hacer política es peligroso para la democracia.

En su habitual columna en El Mercurio, Peña señala que una de las frases hechas por Trump “retrata de cuerpo entero el peligro que él representa: «Hoy no estamos solamente transfiriendo el poder de una administración a otra o un partido a otro. Estamos -dijo- transfiriendo el poder desde Washington D.C. y devolviéndoselo a ustedes, la gente»”.

En ese sentido, explica que Trump al igual que otros “presume tener un vínculo directo con el pueblo, con la mayoría silenciosa, del que los demás carecen. Algo semejante es lo que gusta declarar acá Alejandro Guillier: que él posee una real y verdadera conexión con la ciudadanía de a pie, a la que, a diferencia de sus rivales, solo él tendría la capacidad de escuchar”.

Añade que dicho rasgo de populismo “es un estilo de hacer política- es peligroso para la democracia”.

Por tal motivo, señala que el populista transforma una competencia de ideas y de políticas en una “competencia por la legitimidad”.

En una democracia, los candidatos a hacerse del poder se reconocen todos la misma legitimidad; aunque discrepan en torno a las políticas que quieren impulsar. Pero he aquí que el populista declara que sus contendores poseen una ilegitimidad de base porque de alguna forma carecerían de conexión con la ciudadanía a la que él dice escuchar”, sostiene.

Y agrega que “mientras en una democracia los candidatos compiten con propuestas u opciones de políticas, el populista se esmera por esgrimir un título de legitimidad espontáneo que solo él poseería, la capacidad de representar al pueblo silencioso. Ese fue, claro, el caso de Trump cuando acusaba a Clinton de no ser más que un miembro repetido de la élite de Washington. ¿No es algo parecido lo que hace el candidato Guillier, cuando se esfuerza, no por mostrar mejores ideas, sino por reclamar ante Lagos o Piñera una mayor legitimidad derivada de su novedosa conexión espontánea con la gente?”.

También precisa que el populista que se hace del poder arguyendo una conexión directa con la ciudadanía, “suele verse tentado a gobernar de la misma forma. Y es que este estilo de hacer política no es solo una manera de ganar el poder, sino también de ejercerlo. Cuando ello ocurre, las principales víctimas, además de la democracia representativa en su conjunto, son los partidos políticos, cuyos dirigentes se sienten tentados de ponerse atrás del líder de espíritu populista para recoger las sobras de la estela de sus votos”.

Y, en fin, cuando el espíritu populista se enseñorea de la política, se estimulan las emociones y se ensombrece la razón. Es lo que hace Trump: elevar la vulgaridad del americano medio a virtud. Y es que siempre es más fácil conectar con las emociones de la gente (basta para ello el talento, adquirido en largas horas de televisión, para estimular el rating) que convencerla de las razones con que se cuenta para adoptar este curso de acción o aquel otro”, sostiene.

El académico concluye haciendo una pregunta ¿Vive Chile un momento populista?, y su respuesta es “no del todo. Pero a juzgar por la conducta de Guillier, la tentación de caminar por esa senda, el anhelo de subirse a ese trapecio, es alto. Y el precio que se pagaría, si la política decide encaramarse a él, también”.

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