1. Aroma: Una de las particularidades que distinguen a un buen whisky de uno menos elaborado es el olor a alcohol. A pesar de que pudiera parecer obvio, trata de definir tonos a madera, fruta o especias durante 10 segundos. Si lo logras es un excelente indicador y si huele demasiado quiere decir que no existió una buena mezcla desde el inicio.
2. Sabor: Independientemente de su graduación alcohólica, el sabor de esta bebida no debe impedir percibir el resto de sus matices. Si al probar un whisky, sólo sientes el sabor del alcohol, entonces no estás tomando el adecuado. El sabor debe impregnar la boca con sus notas frutales frutas y recuerdos a barrica. El whisky deja notas muy intensas en el paladar que deben ser agradables.
Conocida por ser una de las bebidas alcohólicas con menos calorías y por ser una de las que más deleitan al paladar, el whisky de la reconocida marca Woodford Reserve te deleitará por su sabor en el que destacan tonos dulces, toques amaderados y especias. Elaborado en la destilería Labrot & Grahan, situada en Kentucky, este Bourbon envejece entre cuatro y ocho años en barricas para su elaboración.