Aunque las autoridades nacionales y empresariales dicen que no es el momento de buscar responsables ante el desastre provocado por los incendios forestales que están arrasado con miles de miles de plantaciones forestales, lo cierto es que uno de los factores de riesgo que han venido advirtiendo científicos, académicos y organizaciones ecologistas, es justamente este: los pinos y eucaliptos, especies que fueron introducidas en Chile y que, a partir del DL-701 se disparó su plantación en todo el centro sur del país y con ello casi ha extinguido el bosque originario del país.
Lamentablemente, para los miles de damnificados, estas advertencias se han cumplido con este desastre que sin duda obligara a la «industria» forestal a replantearse y por cierto al Gobierno -el de turno y los que vengan- a tener una actitud firme y visión país para intentar revertir esta situación, de lo contrario el país seguirá siendo una suerte de yesca viva.
Este viernes el Dr. Alejandro Peña, profesor de la Universidad Católica del Maule en carta publicada en El Mercurio explica de manera simple y contundente el porque los pinos y eucaliptos son un peligro para el país.
Bajo el título «Pecados ecológicos gravísimos», señala «Las autoridades de nuestro país, en los últimos 60 años, han permitido o propiciado que se hayan cometido dos enormes errores que han provocado desequilibrios ecológicos gigantescos. Uno es la pesca de arrastre industrial con las consecuencias que vemos ahora de desaparición de la fauna marina, y el otro, por razones económicas de corto plazo, fue permitir la sustitución del bosque nativo por especies foráneas que no son apropiadas para la zona central, porque degradan la tierra y porque son fáciles de incendiar al no permitir el crecimiento del sotobosque, con la consecuente desaparición de la fauna y flora que tenía el bosque nativo».
Como se sabe -señala el Dr. Peña- el régimen de lluvias de la zona central es de solo tres meses anuales y nueve meses de sequía, lo que propicia el fácil incendio tanto de los pinos como de los eucaliptos, y bastó la modificación de solo una variable, que es la temperatura del aire a consecuencia del calentamiento global para que aparezcan los incendios forestales. Dos o tres grados más de aumento de la temperatura para el hombre parece poco importante, pero para la naturaleza es gravísimo: derretimiento de glaciares, sequía, incendios, etc. Estas dos especies son originarias de zonas donde llueve casi todo el año, de manera que no están expuestas a los incendios gigantescos como los que estamos sufriendo. Es una triste lección que nos da la naturaleza, de que el hombre no puede intervenirla sin pagar graves consecuencias.
Se suma a la advertencia del profesor Peña, la que realiza el profesor Dr. Rómulo Santelices, director del Centro de Desarrollo del Secano Interior de la UC del Maule, quien llama a «proteger los territorios donde crece el Ruil ya que los incendios forestales ya afectaron más del 50% de la especie endémica».
Hay que adoptar medidas de emergencia que permitan mitigar los daños a la población de ruil -Nothofagus alessandrii- producto de los incendios forestales que arriesga a este árbol endémico de Chile en peligro crítico de extinción sostiene el académico.
«Estamos ante la pérdida de sobre el 50% de los bosques ruil de las 314 hectáreas existentes producto de los incendios forestales ocurridos hoy», comentó el investigador que además forma parte del Plan RECOGE de Conaf y el Ministerio del Medioambiente -restauración, conservación y gestión de especies amenazadas-.
De igual manera como se reaccionó por el daño de las araucarias en el 2015, comentó el experto, hoy se deben adoptar medidas desde lo público que permitan resguardar los territorios de bosque de ruil afectado, impidiendo con ello el avance del pino en dichos espacios.
«Afortunadamente la especie es muy resiliente y se recupera, todo dependerá de la intensidad del fuego, ya que los árboles en la mayoría de los casos tienen la capacidad de rebrotar, razón por la cual se hace urgente proteger dichos territorios donde crece el ruil», explicó el Dr. Santelices.
Una clara advertencia que debe ser tomada en cuenta por los grandes consorcios forestales y por las autoridades.