Los suelos son la base de nuestra vida, de allí cosechamos los alimentos y fibras que consumimos. Albergan al menos una cuarta parte de la biodiversidad global, sin embargo, están sometidos a una fuerte presión combinada con prácticas de manejo poco sostenibles, que año a año destruyen grandes extensiones de suelo fértil a nivel mundial. Por ello, en el marco del Día Mundial del Suelo es importante conectarnos con este recurso y valorar la importancia que tienen en nuestra vida, asumiendo nuevos desafíos y haciéndonos responsables de cómo los manejamos de manera responsable.
Sin suelos sanos no es posible una vida sana, lo han dicho las organizaciones mundiales.
Por ello, las distintas instancias público-privadas deben comprometerse por trabajar para proteger este recurso que muchas veces no es bien valorado en este sentido.
Quienes trabajamos más directamente en este ámbito, sabemos que es un recurso esencial y una parte vital del entorno de la naturaleza donde se produce el alimento mundial.
La necesidad de tomar conciencia sobre su importancia es urgente. El desarrollo debe protegerlos y usarlos de manera sostenible. Un aporte en este sentido, es la agricultura orgánica libre del uso de pesticidas, que se garantiza por ejemplo, con el cultivo de hortalizas orgánicas que permiten cuidar la tierra, gestión certificable a nivel nacional e internacional. La ONU propone la agricultura orgánica como la mejor forma de alimentar al mundo, y la FAO recomienda estabilizar o reducir el uso de fertilizantes que contienen nitrógeno y fósforo, e incrementarlo allí donde hay deficiencia nutricional.
Necesitamos revertir la degradación de los suelos si queremos garantizar una producción de alimentos sanos para las futuras generaciones, mitigando el cambio climático, cuidar la limpieza de la tierra y reducir la pérdida de biodiversidad.
A las escalas de tiempo humana y ecológica, el recurso suelo es no renovable, por lo que su conservación es un factor crítico para garantizar las demandas crecientes de alimentos en el mundo. Los suelos además pueden ser fuente y sumidero de carbono por lo que, contribuyen a la regulación del ciclo del carbono y sus consecuencias en el cambio climático. Es por ello tan necesario encontrar aquellos usos que sean más sostenibles y mantengan la calidad ambiental del suelo, permitiendo desarrollar todas sus funciones.