«Soy consciente de los riesgos que conllevaría mi candidatura, que no reúne todos los consensos. He decidido no ser candidato a la elección presidencial, he decidido no renovar mi mandato», dijo François Hollande en una declaración televisada de diez minutos, despejando así las dudas y dejando el camino libre a su sucesor del Partido Socialista.
Su anuncio coincidió con el primer día en el que se podía presentar las candidaturas para las primarias de la izquierda, a las que se ha postulado ya el exministro de Economía Arnaud Montebourg, representante del ala más izquierdista del Partido Socialista.
El todavía jefe de Estado repasó los desafíos que afronta el país, desde el populismo de ultraderecha hasta el terrorismo yihadista, y defendió su gestión en aspectos como el combate al desempleo, el medioambiente o la defensa de las libertades. «Les digo francamente. El mayor peligro es el proteccionismo, es el cerrarse en sí mismo. Ese será el mayor desastre para los franceses», señaló el Mandatario, uno de los más impopulares de las últimas décadas.
Tampoco le pareció el mejor el proyecto que defiende el candidato conservador François Fillon, elegido en primarias el pasado domingo. Pero Hollande aseguró que, por encima de su ambición, sitúa el interés del país. «La experiencia me ha aportado la humildad necesaria en mi labor», afirmó el presidente.