Obviamente que la figura de Fidel Castro genera pasiones y juicios encontrados, sobre la manera en que condujo Cuba luego de instalada la Revolución. Todos los precandidatos presidenciales han dado su opinión sobre el tema y Alejandro Guillier no se queda atrás, pero lo hace a través de una suerte de carta que publica en su sitio web de precandidato, en la que compara la revolución de Fidel a la de Francia, pero lo más relevante –desde nuestra óptica- es la definición ideológica que hace el actual senador por Antofagasta, autodfiniéndose como “de izquierda democrática”.
A continuación el texto completo de la carta de Guillier en que despide a Fidel:
“Castro 1926-2016: Murío Fidel Castro y con él se va una de las últimas figuras políticas trascendentes del convulsionado siglo XX. Muchas lecciones nos dejan su liderazgo y la Revolución Cubana, con sus éxitos, fracasos y circunstancias, pero solo con altura de miras podemos aprender del proceso político cubano para construir un futuro mejor para América Latina.
Sin duda, la Revolución Cubana en su origen fue un proceso civilizador, donde el pueblo cubano dijo No a la instrumentalización extranjera, no a ser un paraíso de libertinaje para el primer mundo y optó por un camino propio y pasó a ser un actor de la historia Mundial. Fidel Castro y la Revolución Cubana enseñaron al mundo que un país pequeño puede levantarse frente a los poderosos y emprender un camino de dignidad, y de solidaridad con otros muchos pueblos. Sin embargo, las dinámicas de la Guerra Fría hicieron de este proceso un conflicto desafortunado entre bloques, llevando el proceso revolucionario cubano fuera de su naturaleza originaria, limitando en muchos aspectos las libertades ciudadanas esenciales.
Cuando pensamos hoy en la Revolución Francesa, nos quedamos con sus consignas de libertad, igualdad y fraternidad. La historia se ha encargado de encausar los análisis y hoy la consideramos un patrimonio de la humanidad a pesar de las barbaridades que siguieron a la Toma de la Bastilla. Creo que con la Revolución Cubana pasará lo mismo. Representa la caída de un viejo modelo que dio paso a un momento de rebelión, de afirmación de la dignidad soberana de los pueblos.
La muerte de Fidel Castro, para quienes nos consideramos de la izquierda democrática, debe hacernos reflexionar sobre los problemas de justicia social propios a nuestro tiempo. Vivimos una época en que los valores de la izquierda deben complementarse con otros provenientes del liberalismo, del ecologismo y del feminismo. Solo de esta forma podremos representar a los ciudadanos que sufren la desigualdad y no caer en modelos que ahoguen la democracia. Hoy, la verdadera revolución es construir una democracia real entre todos”, remata Guillier.