miércoles, abril 24, 2024

Las verdades y mentiras de «The Crown»

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“Creo que la cola en realidad ha quedado siete centímetros más corta de lo que debería ser”. Basta con ver lo idéntico que es el vestido de novia que luce Claire Foy en The Crown, recreando el modelo de Isabel II de Inglaterra en su boda con Felipe de Edimburgo, para entender que la serie quiere ser lo más realista posible. Lo cuenta Michele Clapton, directora de vestuario de la última superproducción de Netflix y ganadora de un Emmy por hacer lo propio en Juego de Tronos. Clapton se ha pasado los últimos meses buceando en archivos históricos y en los Vogue de la época para no fallar en el estilo de ningún personaje (la famosa cola del vestido de novia de la que habla tardó seis semanas en coserse por turnos, aunque apenas se aprecia en el montaje final).

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El trabajo de la diseñadora de vestuario y el equipo de producción simboliza lo que el espectador percibe al ver The Crown: una radiografía del lujo monárquico más barroco en lo formal (tiaras que resplandecen, exquisitas copas de champán siempre desbordantes, palacios por los que siempre hay una aspiradora luchando contra el polvo) y tan de campiña con botas de lluvia con pañuelo anudado lejos del protocolo. Pero, dejando de lado ese retrato de riqueza anacrónica que ha costado más de 100 millones de euros por 20 capítulos, ¿hasta qué punto es veraz la trama de la serie? Muchas voces en el Reino Unido no han discutido los hechos que se describen, sino la forma. The Crown no esconde su fascinación y misticismo por Isabel, algo que no ha sentado bien en los círculos culturales británicos. Si Ken Loach criticó duramente que la BBC produjese dramas históricos a lo Downton Abbey “que ponen a dormir el cerebro de los telespectadores”, el historiador y ensayista Harry Leslie Smith ha hecho lo propio con la producción de Netflix, que la ha definido como “un insulto a las luchas de mi generación” por “idolatrar a la aristocracia y la monarquía”.

¿Fue tan intensa la historia de Margarita con Peter Towsend, el héroe de guerra? Verdad

Una escueta nota de Buckhingham Palace certificó la “tristeza” con la que la princesa Margarita recibió la noticia de la muerte Peter Towsend en 1995, el apuesto piloto de la RAF, héroe de guerra y mano derecha de su padre y amante durante su juventud. Con él mantuvo una relación de nueve años con polémica incluida –Towsend era plebeyo, divorciado y padre de dos hijos– y con la prensa obsesionada con el amor prohibido de palacio. Si bien es cierto que la Casa Real estudió la posibilidad de saltarse las leyes para que se pudiesen casar, una carta de Margarita al Primer Ministro, Anthony Eden, que salió a la luz en 2009, descubre que posiblemente no fuesen las presiones de la Iglesia, si no la propia princesa, la que decidiese no pasar por el altar con el piloto. Con todo, y pese a que los dos contrajeron respectivas nupcias tras su separación (ella lo hizo con el fotógrafo Antony Charles Robert Armstrong-Jones), ella siempre defendió que fue “el gran amor” de su vida.

¿Realmente se sintió así de castrado Felipe por estar casado con la Reina? Verdad

Lo ha confirmado la corresponsal de la casa real británica de la BBC durante 14 años, Jennie Bond, certificando sus correrías alcohólicas en clubs de caballeros: “Durante años he oído hablar de las travesuras de Felipe en el club del jueves del Soho, una reunión exclusivamente masculina de ricos y acomodados. El licor fluía y las bromas eran ruidosas. De su familia inmediata, he aprendido lo duros que eran esos primeros días para él. Me dijeron lo difícil que era para Felipe (un orgulloso príncipe que tiene más sangre real que la propia Isabel) ser el segundo violín. Renunciar a su carrera naval había sido un enorme sacrificio, y luego los cortesanos de palacio lo paralizaron y convencieron para dar un paso atrás de su visión de la vida moderna. Se sentía emasculado y furioso cuando Isabel (siguiendo las instrucciones del palacio y del gobierno) se negó a tomar su nombre, Mountbatten”.

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¿Pilló la prensa la pelea de Isabel y Felipe en su viaje por Australia? Verdad

Sí, pasó. O así lo confirmó hace unos años la biografía Our Queen. La pareja estaba pasando el fin de semana en la reserva de O’Shannassy en Victoria, durante su viaje por el país en 1954. Un equipo de prensa esperaba fuera de la casa. “El segundo cámara, Frank Bafnal, giró su cámara de forma instintiva cuando vio que la puerta se abría y capturaba el memorable momento marital”. Al parecer, la Reina apareció pocos minutos después pidiendo perdón por el “pequeño incidente” (se dice que volaron zapatillas y una raqueta) explicando que “pasa en todos los matrimonios”. El equipo destruyó la cinta, no por voluntad propia o admiración a la Casa Real como intuye la serie, sino por el miedo a las estrictas normas del equipo de comunicación de la Reina.

¿Murió la secretaria de Churchill en la niebla tóxica de Londres? Mentira

Venetia Scott, la joven secretaria que admira con fe ciega a su jefe y primer ministro, Winston Churchill, no existió en realidad. Es un personaje de ficción que ha servido a los guionistas para alcanzar uno de los clímax más tristes de uno de los mejores capítulos de esta primera temporada: cuando Churchill, obsesionado con las crisis internacionales, decide tomar cartas sobre la mesa en la gestión de la niebla tóxica que asoló Londres durante cuatro días (y mató a unos 4.000 personas por problemas respiratorios). Lo hace tras enterarse del atropello de su secretaria por un autobús que conducía a ciegas. Aunque sí fallecieron algunos trabajadores del 10 de Downing Street, la niebla, según apuntó el New York Times, nunca se tomó como un “episodio de crisis gubernamental” hasta que se disolvió la niebla y se contabilizaron las víctimas.

¿Se drogaba el primer ministro, Anthony Eden? Verdad

El sucesor de Churchill al frente del Gobierno aparece en dos ocasiones inyéctandose sustancias durante la serie. La primera vez, en el vuelo a Washington, para calmar su dolor frente a lo que después se convierte en una operación de vesícula en Boston. Después, en la crisis del canal de Suez en 1956 y los inicios de la guerra del Sinaí, mientras escucha las palabras del general anti-imperialista Gamal Abdel Nasser. Los registros médicos indican que Eden, durante toda la crisis que lastraría su carrera política, consumió Dexamyl (conocido como Purple Heart), un potente calmante para el dolor que era una mezcla de anfetaminas y barbitúricos.

Fuente:Moda El País

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