La aparición de Alejandro Guillier como una “cara nueva” para la presidencial del próximo año y que podría representar a la Nueva Mayoría en su conjunto, pareciera ser que es sólo una “flor de una día”, el haber comparado –aunque ahora lo niega- a Ricardo Lagos con Bernardo O’Higgins, le ha valido una durísima crítica desde el oficialismo y pareciera que más que perjudicar al ex Mandatario, le ha ayudado a que muchos “rostros” de la vieja Concertación y de la Nueva Mayoría cierren filas detrás de Lagos.
Alejandro Guillier, quiso bajarle el tono a sus dichos sobre O’Higgins-Lagos, pero no le ha resultado o derechamente nadie le cree.
Este lunes, el economista Oscar Guillermo Garretón, en una opinión publicada en La Tercera (Midiendo estaturas), salió en una férrea defensa a Lagos y puso en duda las capacidades de Guillier como un presidenciable “serio”. Además pone de manifiesto que Guillier hasta hace no mucho apoyaba a Lagos. También deja entrever el oportunismo del periodista.
La columna de opinión de Garretón dice: “Esa ya antigua lucha contra la dictadura me hizo valorar más la libre opinión de todos. Aquellas que se expresan por medios tradicionales o gracias a las oportunidades democratizadoras que abrieron Internet y las tecnologías digitales. Permiten no solo considerar el parecer de muchos sino, además, calar mejor a quienes las emiten y detectar claves de la realidad que a uno no se le habían hecho tan manifiestas.
Es lo que me motivan las declaraciones del senador Guillier sobre el expresidente Lagos.
Sorprende que quien, hace no mucho, manifestó que él no postularía a la Presidencia si Lagos era candidato, ahora lo descalifica como figura del pasado e ínfulas de “salvador de la Patria”. Sería bueno saber cómo y cuándo cambió tan radicalmente de opinión, tanto sobre aquel como sobre sus propias capacidades personales para ser Presidente de la República, al menos al compararlas con las de Lagos.
Pudo ser un arrebato provocado por entusiasmos de precandidato naciente. Todos cometemos errores. Pero cuando así ocurre, uno pide excusas; y como comunicador debe saber mejor que otros que el silencio o la evasiva pueden ser muy elocuentes.
Sin embargo, hay dos consideraciones políticas más por hacer. La primera es que un Presidente debe serlo de todos los chilenos y, por cierto, de toda la coalición que lo respalda para llegar a La Moneda. Eso es incompatible con exabruptos contra una de las figuras más reconocidas de su propia coalición y mejor evaluadas por la opinión pública. Me cuesta entender dichos que resultan chocantes incluso más allá de los partidarios del expresidente, no le facilitan ser una figura de consenso en su coalición y, más importante aun, proyectan una sombra de dudas sobre su capacidad y estatura para conducir un país en tiempos difíciles. Un político de hoy debe tener sintonía con la sociedad pero, como hemos aprendido, será fugaz si no demuestra capacidad para respetar y entenderse con la diversidad que ella contiene, para convocar a la nación tras un proyecto sólido de futuro y para respetar a su propia coalición y a sus liderazgos.
Y hay algo más. El caso me hizo pensar sobre ciertas dificultades que tendrá el expresidente Lagos en su camino y ahora comienzan a insinuarse. Por un tiempo al menos, no es con la ciudadanía que en una abrumadora mayoría aún no se pronuncia pero tiene muy presente su nombre en pantalla. Es con esa parte mediocre de la política que contamina a un conjunto donde hay también muchas personas capacitadas y honestas. Lagos representa una amenaza a lo más mediocre de la clase política. Es una amenaza su visión de futuro de la que esa parte de la política ha carecido. Es una amenaza también, porque no tiene una trayectoria empañada. Y es una amenaza, porque no tiene responsabilidad dirigente en la obra de estos tiempos, sobre la que pesa un abrumador rechazo popular. Por eso buscan descalificarlo o presionarlo para que convalide sus obras y así eludir dar cuentas de ellas.
Sí, la libre circulación de opiniones permite calar mejor la estatura política de quienes aspiran a representarnos”, remata Garretón.