Basta con mirar un libro de historia de Chile para darse cuenta que las mujeres casi no figuran. De hecho, cuando celebramos el bicentenario y se emitieron series de televisión que recordaban a nuestros héroes ni un capítulo fue en honor de alguna heroína. Es como si las mujeres no hubiésemos participado en el proceso de independencia patria, ni en otros momentos de la historia, bien lo saben Javiera Carrera, Inés de Suárez, Rosa O’Higgins y Paula Jaraquemada, que salvo pequeños episodios no conocemos sus vidas.

Este fenómeno pasa a menudo. Salvo Violeta Parra y Gabriela Mistral, muy pocas mujeres han logrado tener un reconocimiento transversal de su aporte al país. Elena Caffarena, Eloisa Díaz, Amanda Labarca, María Luisa Bombal, Justicia Díaz, la Sargento Candelaria Pérez, Anita Lizana, Margot Duhalde, Marcela Contreras, Margot Loyola, solo por nombrar algunas, son valoradas en espacios reducidos.

La invisibilización de las mujeres en lo político, social y económico es una muestra más del machismo imperante en nuestra sociedad, en que se reconoce el mérito del hombre, presentando a la mujer sólo como cónyuge o madre de sus hijos e hijas.

Aunque lo desconozcamos hay muchas mujeres que lucharon, luchan y ponen todo su esfuerzo en construir el país que tenemos hoy. En distintos ámbitos como la educación, el trabajo, la sexualidad, la legislación, el acceso a la vivienda y la solidaridad las mujeres han estado haciendo historia.

Fueron mujeres las que bregaron por el derecho a voto cuando no estaba permitido y se les ponía en el mismo plano que personas que delinquen y con discapacidad mental. Son ellas las que entendieron primero la importancia de la educación para todos y todas. Son ellas las que como dirigentas de tomas y campamentos lograron un mayor bienestar a sus familias, vecinos y vecinas. Son ellas las que salieron con una foto en su pecho a buscar a sus hijas e hijos y esposos, denunciando las injusticias y exigiendo donde están. Son ellas que en tiempo de recesión y pobreza organizan a la comunidad en ollas comunes, en el comprando juntas, en comités de allegados o asociaciones, entre otras.
A medida que las mujeres han ido logrando más autonomía, mayor ha sido su participación en nuestra sociedad. Y por tanto han tomado relevancia en la historia de nuestro país en cargos de decisión y de representación política y hemos podido conocer y admirar sus obras. Hoy progresivamente se está escribiendo una nueva historia en que ellas si son protagonistas y heroínas.

De hecho, poco a poco ha crecido el interés en la academia para realizar investigaciones históricas acerca de la presencia de las mujeres a lo largo estos más de 200 años de historia patria, a través de la incorporación de la perspectiva de género en las aulas y haciéndose cargo de este grave error de omisión.

Quizás es necesario estudiar más y reescribir la historia para darle el lugar que merecen, por el momento les invito a reconocer a las mujeres que fueron o son parte de nuestras vidas, o que tal vez sean admiradas por ustedes o las consideren relevantes para el país y compartir su legado e historia. Con este sencillo gesto podemos colaborar a destacar su importancia.