El diagnóstico del ex Presidente Ricardo Lagos fue demoledor al señalar, que estábamos viviendo la peor crisis institucional que ha tenido Chile en su historia, y que “¿no sabía si el país resistiría un año y medio más en la misma situación, porque era claro que existía un vacío de poder?” La conclusión, es doblemente crítica, si consideramos que fue el propio Lagos quien creo el fenómeno Bachelet cuando la nombró ministra de Defensa y posteriormente cuando inclinó su dedo a su favor, en las primarias entre Bachelet y Soledad Alvear. Haciendo inviable la candidatura de esta última; obligándola a retirarse.
Se puede compartir o no el análisis del ex Mandatario, pero lo cierto es que fue un golpe contundente a la administración Bachelet y a su liderazgo y lo que ésta ha representado en esta segunda administración. Y viniendo de un ex presidente, que suena como un posible candidato para las presidenciales del 2017, su franqueza choca con los partidos que debieran apoyarlos en una eventual candidatura. De ahí que, si está pensando en serio, en una candidatura tiene claro, que su propuesta deberá aspirar a incluir a sectores que estén más allá de la Nueva Mayoría, no sólo hacia la izquierda, en la que encuentra un muro difícil de derribar, sino hacia el centro considerando la magnitud de la crisis y la idea que ronda en el pensamiento laguista de lograr un acuerdo nacional. Las aspiraciones van a estar mirando hacia el centro, hacia Ciudadanos de Andrés Velasco y Amplitud de Lily Pérez, al margen que estas se concreten.
Una de las características de este gobierno ha sido su incapacidad crónica para controlar la agenda política, económica y social, sumada a una serie de iniciativas transformadora- la retroexcavadora para algunos- que no se han sustentado en iniciativas contundentes sino con propuestas técnicas sin la solvencia necesaria y llenas de contradicciones, que han estado sujetas a cambios, a partir de las exigencias de los grupos de presión. Ha escaseado el trabajo pre legislativo que sume voluntades, a pesar que el oficialismo tiene mayoría, en ambas Cámaras, de manera de darle una dirección clara al país e indicándole hacia dónde va y qué es lo que se está construyendo.
Resulta claro que enfrentamos una crisis y se expresa en una debilidad crítica del liderazgo de la presidenta Bachelet- “la percepción de la opinión pública encuestada a este respecto no deja lugar a ambigüedades” nos señala desde la centro izquierda José Joaquín Brunner Esta sensación de vacío nos lleva a que la campaña presidencial, se anticipe y se agudiza la percepción de que el gobierno no va hacia ninguna parte, por lo que debiera intensificarse la competencia presidencial, aún más, si consideramos que la Presidenta Bachelet llegó a su mínimo histórico, esta semana, con sólo un respaldo del 20% y un rechazo del 70%.
Si baja del 20%, lo que sería histórico, hasta un posible cambio de gabinete sería irrelevante, porque va a ser entendido por todos como un ajuste menor, frente a un gobierno que carece de la capacidad de darle una orientación a las decisiones que asuma.